La heredera del CEO
stente le había informado de una reunión inusual en una cafetería modesta, lejos de los despachos de lujo y las salas de
a la ventana, Isabel Mendoza lo esperaba. Su cabello oscuro estaba recogido de manera casual, y llevaba una b
sa con pasos firmes, su rost
ando la cabeza ligera
ispa en su mirada, el mismo magnetismo que lo había atrapado años atrás. Pero c
a pero teñida de algo que él no pudo ide
mesa, entrelazando los ded
... inesperada.
la ventana por un momento antes de volver a enfrenta
, intrigado pero sin deja
ela
s que estaba a punto de pronunciar
n ligeramente mientras envolvía su taza de café-. Me diagnosticaron cá
se movía bajo sus pies. No era el tipo de hombre que se dejaba
quebró ligeramente. Se aclaró la gargant
, su expresión una mezcla d
. Algo que debí decirte hace años, pero
a había sido de las que dudaban en decir lo que pensaban, y e
dijo finalmente, su voz apen
en el pecho. Cristóbal la miró fijamente, tr
dible, y luego, con más fuerza-.
s labios, como si tratara de contener las lágrimas-. Y probablemente tenía razón. P
Había construido su vida alrededor del control, de las decis
-preguntó, su voz má
na de arrepentimiento-. Es una niña maravi
es que ninguno de los dos estaba listo para afrontar.
empo para pr
nte, como si hubiera e
istóbal. Pero espero que h
n su cabeza, mezclándose con una oleada de emociones que no sabía cómo manejar. Por primera