Donde Todo Comenzo
confirmando que había sido contratada, la emoción y el nerviosismo se mezclaron en su pecho. Aunque comenzaría en el puesto d
o de enterrar su imagen, de deshacerse de las promesas
citación, Ernesto, era un hombre me
los altos ejecutivos -le explicó en la primera sesión-. Aquí,
estaba en el último piso; lo único que le impo
ación i
eptible, a moverse sin hacer ruido, a mantener la distancia con los ejecutivos. En todo momento, se sentía observada, presionada. Pero
d del lugar la sorprendió. El vestíbulo era amplio y lujoso, con paredes de mármol y una
mor. Las oficinas de los ejecutivos eran modernas y bien decora
tos directivos -les advirtió Ernesto, señalando una p
o interés por lo que sucedía tras esa puerta. Pero rápidamente apartó eso
rime
tomó el autobús hacia Eminence Group. El edificio parecía aún más imponente de lo que había record
odo estuviera en orden. Aunque la presión era grande, Ana se concentró en su trabajo. Estaba determ
limpieza, al girar una esquina, chocó de lleno con alguien. El impacto fue suficiente para que ambos perdiera
oger los documentos, pero el hombr
él, mirando a Ana con una m
eces mientras recogía los papeles
n accidente -dijo, sin atre
agachó también, pero más rápido que ella, y comenzó a
uidadosa! -ordenó, levantándose
orporaba y comenzaba a caminar rápidamen
rarla-. El supervisor debe venir aqu
a. El hombre ya se alejaba, y ella quedó ah
sto apareció y la
l señor Salvatierra
a of
icina grande con una puerta de madera oscura, similar a la que había visto ant
anos, observando por la ventana. Al oír la entrada
iró de arriba a abajo, como si estuviera evaluando algo má
reguntó finalmente, su
e responder, dispuesta a no dejar
meza, dejando que su apelli
era recibido un golpe en pleno rostro. No dijo nada, p
ín pareció recobrar la compostura. Sin má
rate de no volver a c
a oficina sin decir una palabra más. Cuando la puerta se cerr
n cargado de tensión, que Ana no podía dejar de preg