Bajo la sombra del Poder
stuosa de la ciudad, eran un recordatorio constante de su posición en la cima. Pero en ese momento, mientras revisab
e a su rostro. Había sido un movimiento calculado permitir que ella ingresara
do, Isabela? -murm
había sido un obstáculo en su camino, una barrera que debía ser eliminada para que su imperio alcanzara nuevas
un cabo suelto que debía haber sido cortado hace dos años. Pero Alexander no creía en la suerte ni e
oficina, interrumpie
orme completo sobre los movim
rpeta, hojeando las
-preguntó sin le
altieri. Lo abrió, pero no tuvo tiempo de
golpe y se levantó de su silla
uien es, tarde o temprano c
? -preguntó Dominic, con
ente, sus ojos grises
No interfieras, a menos que
o que Alexander prefería ma
de que no tenga acceso
dido,
frente a la ventana, observando la ciudad
bía estado durante los últimos dos años, cómo había sobrevivido, y cómo había llegado a postularse pa
un movimiento rápido, sacando un sobre grueso. Dentro había fotografías de Isabela en diferentes momentos
un parque con una expresión perdida. Había algo en su rostro que le r
pensó. "Pero eso podría ca
Sus días estaban planificados al minuto, y cualquier desviación era un lujo
nte personal, ent
de la tarde. También, el señor Bennett solicitó un m
penas levan
pere. Tengo otros asun
prioridades cambiantes de su jefe
ri llegó hace unos minuto
ro la mención de Isabela l
mprovisada con Isabela. Quería observarla, ponerla a pru
botón en s
eri, venga a mi
on una carpeta en la mano y una expre
días, se
una silla frent
ént
ndo la carpeta en el
frío pero medido-. Ha hecho un buen trabajo organizando mi agenda y manejand
, sorprendida p
ajo lo mejor posible, señor. Quiero
cabeza, como si ana
a cualquiera. Cain Enterprises no es un lugar para apren
, aunque sentía que sus m
toy dispuesta
u silla, evaluándola en s
Vuelva a
amente. Había algo en ella que no cuadraba, y aunque no
más documentos, Alexander r
a cuenta de usuario de la señorita Valtieri. Parece
a no lo s
ue comprometa la seguridad de la compañía.
memos alguna me
aunque no había ca
que juegue
a ventana. La noche caía sobre la ciudad, y con ella venía l
dispuesto a asegurarse de que cada paso que ella diera fuera cuidadosamente vi