La falsa musa y sus golondrinos
eran nublados, era el invierno, entonces no era nada fuera de lo común, no se cuando es que me flechaste pero una niña de cinco años a esa edad no debería fijarse en un niñito, aunque jugaba con muñec
y así fue, pero mi querida hada era mi propia madre, era nuestro último año de jardín, supongo que transcurrió un año desde entonces y eso explicaba por que la profesora nos hacía practicar cada mañana de esos días soleados y más aún el que tú eras mi pareja de baile. Cuando llegó el día fue para brillar y a veces maldigo mi mente de no recordarlo a pesar de que hago el grato esfuerzo solo puedo seguir por que esos tiernos momentos quedaron retratados en fotos y vaya que estaba re linda esa tarde, quizás no te acuerdes pero te puedo dar pistas de quién fue tu parejita de baile esa tardecita, llevaba puesto un bonito vestido morado, mi peinado se asemejaba a l
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la última oración, jajaja yo que tú hubiera