CINCO LOCAS
AÑOS
ras Tay salía del departamento de su novio con el corazón roto en mil pedacitos. Las lágrimas resba
en un instante. El eco de su dolor resonaba en cada paso que daba, como si el mundo entero pudiera sentir el profundo dolor que sentía. Al llegar a la salida, s
riosas de los transeúntes cercanos. Con manos temblorosas, sacó su teléfono del
n mientras se dejaban llevar por la pasión desbordada en ese momento, sin preocupaciones ni compromisos. -¡Más fuerte, cariño, más rápido! -exclamó entre ja
o la llamada entrante de Tay. -"Te voy a matar, Tay, siempre me interrumpes en las noches de comer un delicioso banano." Mar decidió contestarle. Del otro lado de la línea, escuch
ronca del desconocido que esa noche la había hecho sentir tantas cosas
canzó para abrazarla antes de que abriera la puerta, quería amanecer contigo y tenerte en mi
risa de burla. -No dejo que me pise el mismo gallo dos veces, para que entiendas, pap
ído de Mar. -Cuando te vuelva a ver, serás mía para toda la vida, eres única, princesa. Mar lo vol
su corazón había latido
ra hablar, -¡jajaja! Si me encuen
cuando llegue su momento, espe
so, él la agarró y la besó con tanta pasión. Esto no es
ionado beso y se alejó, con una sonrisa en el rostro y el corazón latiendo con fuerza. No podía creer lo q
o solo un encuentro pasajero, un momento de locura y pasión en medio de la rutina de la vida diaria. O tal vez
al misterioso hombre que la había cautivado de esa manera, pero una cosa era segura: aquel encuen
ía marcado un antes y un después en su vida. Y quién sabe, tal vez algún día cumpliría su promesa de casarse con é
su amiga Taylecita. Sonrió al recordar todo l
Se levantaron y subieron las escaleras calladitas y la vieron en la habitación de Mar. -¿Qué haces Itha? -preguntó Angie acercándose a e
entrecortada por la risa, hablo- y los dejaste como un c
oche ya son como un colador. "¡Mierda!" -susurró Andre, así que Mar esta noche
tinu