Segundo Amor
me caso con mi hermosa brujita, pero de repente, d
Franchesca al celular de ella donde su
más el carro, nervioso, no puedo hablar no me salen las palabras
ando, no sé quiénes son, pero te digo las pl
egado a nuestra boda, por no cumplir la promesa de estar juntos pa
ide y proteja a mi tesoro, confí
niel -No, m
to recuperar el aliento. El impacto contra el árbol ha dejado mi cuerpo dolorido
oherentes de mi boca. La preocupación se dibuja en su voz cuan
iendo. Diles las placas de esas camionetas, necesito ayuda urgente -c
gura que hará lo que sea necesario para ayudarme. Me susurra palabras de
rededor, y mi corazón late desbocado en mi pecho. Siento mi vida
nte mientras caminamos hacia el altar se desvanece ante la brutal realidad que estoy viviendo. El recuerdo de nue
peranza, la voz de mi abuela se escucha nuevamente, pero esta
rados de mi corazón maltrecho. Siento una extraña calma invadir todo mi ser
rápidamente. Mi amor por María, mi familia, mi pasión por la
al oído. Reconozco su tono amoroso y reconfortante. E
contigo siempre, incluso más allá de esta vid
Fran
iento en estos momentos es muy grande. Salgo corriendo hac
dona. "Me llamo Daniel", le contesto, lim
árbol. Pero cuando nos acercamos al auto, Daniel estaba lleno d
contigo siempre, incluso más allá de esta vid
sin control por mis mejillas mientras sostengo el cuerpo sin vida de mi amado nieto en mis brazos. Mi mente no puede com
determinación mientras él y yo nos alejamos del destrozado automóvil. Aunque la tristeza nos abruma, la necesidad de proteger
brada, incapaz de aceptar la brutalidad de su partida. "Prometo encontrar justicia pa
rrarme a esos momentos como una forma de mantener viva su memoria. Cierro mis ojos y le ha
a luchar incansablemente para descubrir la verdad detrás de este terrible suceso y vengar la vida de mi nieto. Cardona, mi
z llena de compasión. "Daniel vivirá a través de nosotros
eno de determinación y resolución, listos para enfrentar lo que sea necesario para honrar la memoria de Daniel y asegur
feroz determinación. A partir de este momento, nos convertimos en el faro de
l nunca se desvanecerá, y lucharemos hasta el último aliento pa
inua