Cautiva por el mercenario
ía ser», pensó Iván Sarmiento mientras se paseaba frenético
eto, al occidente del país y, aunque no era el lugar apropiado
abía forjado. Pretendía tomar un camino recto o menos perturbador, pero siempre sucedía
ercenario, el problema era que aquello era
ncontraba tampoco lo ayudaba a descubrir
ltaba asfixiante. La gran cantidad de imágenes de ángeles en posiciones extrañas labrados en las bases de los mue
eía percibir el desagradable olor del moho que expelían
siempre tuvo gustos extraños. Si no encontraba aire fresco o alg
ío, qué placer
Alfredo Matos, el hermano menor de Anton
idarse de su enfermedad por la falta de oxígeno. Lo único que esperaba
os atada en una cola baja, piel canela, mirada oscura y sonrisa ancha; la misma que ponía en épocas juveniles cuando hacían traves
criminalidad, separarse y buscar nuevos horizontes, con la intención de alej
do del grupo, quizás por eso los cambios no se ha
n erudito a punto de recibir una licenciatura y capaz de hablar tres idiomas, y Felipe Contreras, el más alt
plejado por su triste suerte y atormentado por sus pérdidas y dolores.
timenta sencilla de camisa de franela y vaqueros y con decenas de tatu
para ganarse la vida, con ello había logrado acumular un par de visitas a la cárce
dería su afilado sarcasmo. Esas eran las únicas armas q
stabas en Venezuela. ¿Cu
respondieras con pr
e había sido Antonio q
a y te mandé a llamar
igirse a la mesa de los licores. Se encontraba tan nervioso
s más cercanos saben algo de él -le confesó sin prestar
y ahora es q
s. Esperaron un tiempo prudencial creyendo que en cualquier momento apa
é se preoc
an para hacer efectiva
que Antonio, al tener un pasado turbio, necesitó rodearse de hombres entrenados
tos, sé que no me vas a traicionar. Además, el
comunicarse -a través Raimundo, el administrador de Antonio y n
solo trago el whisky que tenía en su vaso. Esperaba que el intenso sabor del néctar, con marcadas ve
Alfredo lo invitó a sent
. Iván cayó sentado en el sillón con el ceño fruncido- Les pasa información para
¿a qué
r teléfono y esa fue la impresión que me dejó.
su expresió
Lobato, especialista en malversaciones, contrabando y lavado de dinero, que no piensa colaborar como los demás y está enfurecido por lo que está haciendo mi hermano -expresó antes de dejar el vaso sobre la mesa baja ubicada frente a ellos-. Lobato ha perdido una fo
? -exigió Ivá
e alguna manera lo involucraba. Ellos crecieron
rabandista Vicente Arcadia y su hermano veinte años atrás. Información que por
unos niños, tuvieron que afilar sus malos instintos para sobrevivir a la furia de los Arcadia, qu
sa roca que se ató a sus pies para
cas, los delincuentes que la conformaban buscaron por años a los culpables del hecho
etta, convirtiéndose en bandidos para sobrevivir. Por eso, no había nad
rio de los Arcadia. Tuvo que exiliarse en el exterior para que no lo mataran también, pero juró vengarse. Aún busca a los asesinos de Arcadia. Si Roberto Lobato le hace llegar esa prueba, él se encargara de Antonio sin que las manos de Lobato se manchen de sangre -argumentó posando su mirada iracunda en Iván-. E
sentidos de Iván, tenía la certez
n, la mención de los Arcadia lo empuj
amás lograría libr