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La Bailarina Del Ceo.

Capítulo 3 Pensando en ella.

Palabras:1899    |    Actualizado en: 14/04/2024

y de piso a piso, la habitación podría haber pasado por un ático en lugar de una oficina. Incluía un vestíbulo con caoba retroiluminada, un bar de granito y una amplia sala con su gran

ámbricos y acceso a Internet de alta velo

añana, antes de que el sol hubiera salido entre las nubes. Se había quedad

iosa del Olim

ña fantasí

ecordando los sentimientos que le habían aprisionado la noche anterior. Se rió entre dientes al pensarlo y se

ta lo interrumpió d

con voz siempre

ría—, hoy hay una

ó, sin estar rea

aparecido inesperadamente hoy y le gustaría tener una reunión. Además, Amatto Enterpri

vez? ¿Estás tratando de hacerte cargo de este trato

ar temprano a las 5 de la tarde y quieren

aría? —preguntó tratando de tener una idea

obre el tema de la plomería en el edificio del lado este y se reunirá con la

cubre cómo lidiar con ese tedioso problema.

De inmedia

fue y cerró la pue

.

a lluvia de la noche anterior había despejado el aire y era agra

a la camarera que

Quería un pequeño descanso de todo. Había traído consigo su libro favorito e iba a almorzar y tomar un buen café antes de molestarse en empezar nada. Ninguno de sus recados era de gran importancia. Tenía que comprar para el c

marera mientras la anfitriona se acercaba

me gustaría la hamburguesa con queso, sin cebollas, por favor —le devol

tomaba nota de la orden. Lu

afuera. Vestido con un polo informal y pantalones, su largo cabello plateado estaba atado en la espalda con una cola de ca

que volverías a estar tan abrumado por el trabajo —le dij

ros y le respondió

errado en tu oficina. ¡Si no supiera nada mejo

él. Ya estaba lo suficientemente flaca. Nunca entendería a las mujeres y sus dietas, una pérdida de tiempo y esfuerzo. Riéndose para sí mismo por su elección de comida, tomó su sándwich cuando algo llamó su atención. Una chica pasaba por allí con un sencillo vestido de vera

a chica le parecía tan familiar, pero no podía recordar dó

preguntó ella co

nte —su respue

, viendo cómo él solo había estado interesado dur

o de peonías. Se preguntó si era su loción o si había estado cerca de unas frescas recientemente. Por alguna razón, le resulta

—Pausa. Sergio dejó de masticar para escucharla mejor—. Bueno, eso puede esperar hasta que regrese, ¿de acuerd

s y leyó mientras comía. Suspirando, notó que la joven volvía a dejar su libro y hurgaba e

inuó atento a la mujer, ignorando el pa

serio? ¡Sin embargo, estoy tan cansada! — Silencio mientras la persona al teléfono le respondía. Ella siguió—: Muy bien. Estaré dentro. Pero llegaré tarde. Bien. ¡Nos vemos! —Colgó el teléfono frustrada—. Dios, no puAfrodita hacer nada sin mi. Ni siquiera puedo tener un día en

te de su mesa, una co

mientras trataba de evocar algún recuerdo que hiciera que pudiera descifrarla. De pronto la imagen de Afrodita llegó a su mente. Se lo cuestionó « ¿Podría serlo? Imposible, Eva tenía el pelo rubio. Est

atención! —la voz de Lorena

¿

o del restaurante, cuando se dio cuenta de que él no lo había notado. Una sensació

ón con su padre y el proveedor de Estados Unid

más —Siguió

la miró co

y cansando de ser tu botín, Sergio... —y se marchó. A él no le importó, porque estaba

onversación telefónica se

Qu

fro

¿Quié

ndo de llamarte. De todos modos, tenemos u

¡Estuve a

racio. De todos modos, reservó la mitad de la sección VIP y compró tres veces la cantidad de alcohol que solemos requerir para reservar. Dijeron que eso es solo el com

as en

o si eso fuera noticia, pero aparentemente se trata de alguien importante. Tal vez sea ese tipo Sergio Lombardi. ¿Quién

entro. Pero llegaré

s más tarde —le as

¡Nos vemos!

no era diferente al resto de los hombres que se babeaban al verla baila

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