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Encierro

Capítulo 4 04

Palabras:2479    |    Actualizado en: 23/02/2024

uinas y el aroma a detergente llenaran sus sentidos. Cada prenda de ropa sucia que llegaba a sus manos era un recordatorio de la monotoní

cada carga fuera tratada con el cuidado y la atención que merecía. Las horas pasaban rápidamente mientr

con sus compañeras de prisión. Historias compartidas y risas compartidas se entrelazaban con el suave murmu

andería. Con un suspiro de alivio y satisfacción, se miraron unas a otras con sonrisas de complicid

anunciando la hora del almuerzo. Como era costumbre, los guardias dieron el aviso

recogió sus cosas y se preparó pa

lleno de tensión, encontraban consuelo en la comp

s fuerte, despertando el hambre en sus estómagos vacíos. Aunque el almuerzo en la prisión era una rutina monóton

enfrentar otro día en la prisión con determinación y esperanza en sus corazones. Juntas, estaban preparadas para resistir y l

rbable y tomo una bandeja ant

ella me sirve mientra

frút

ad antes de dirigirme a una mesa

este oscuro confinamiento. Me siento junto a las

a figura y cabello rubio hasta los hombros, observa con ojos llenos de compasión. A su lado, Mariana, de piel oscura y cabello negro risado, muestra una expresión de preocupación genuina. Francisca, con su cabello castaño

-Me consulta Carmen co

a es breve,

ie

intenta disfrazar la realidad de

prisionera. Las leyes evolucionaron, pero mi presencia parece ser un secreto celosamente guardado. Mis compañeras c

lidad estática en la celda. Cada palabra es un recordatorio de

trar un momento de ligereza en medio de la pesadez de la vida en prisión. A pesar de las dificultades que enfrentab

comida cada vez sabe peor. -

un tono sarcá

a cara de las que tr

rompiendo momentáneamente la monotoní

n día especial. -Morena i

erdad. -D

riana, quien se sorprendió

efieren? -Co

cumpleaños de Mariana. A pesar de las circunstancias difíciles en las que se encontraban, el momento de alegría comparti

s envolvió a Mariana con sus brazos, expresando sus deseos de felicidad en su día especial. La emoción brillaba

en los labios, sellando su deseo de felicidad. La ternura del gesto resonó en e

adas curiosas de Mariana y sus amigas se volvieron hacia ella, ansiosas por descubrir la sorpr

celdas. -Anunció Francisca con un brillo travies

risita nerviosa. Sus ojos brillaban con anticipación,

tusiasmo de Mariana mientras se dirigían juntas hacia sus

las bandejas en su lugar antes de dirigirse hacia sus celdas. La atmósfera era tranqui

esafíos que el nuevo día traería consigo. Juntas, ella y sus compañeras estaban preparadas para resistir y luchar por

tras los guardias finalizaban sus rondas nocturnas. En su celda, Carmen se s

Le pregunta Carmen a Mariana mie

n. -Le respo

ba junto a Morena, su compañera de celda de confianz

ra. -Dice Francisc

ontesta Morena asintie

on para lo que estaba por venir, conscientes de la importan

es de su celda y con un susurro

e, ac

cerca a los barrotes de su celda a

sa? -Le

a, Irene. -Le dice Franc

Carmen y Mariana también compartían

creció cuando cada una de ellas encontró el mismo tesoro oculto: tres rebanadas de pastel sobre un

y refresco! -

o con cuidado, sorpr

Gracias, Francis! -Le agra

ta Francisca. -Disfruta

espacio entre las celdas, uniendo a las am

astel de fresa, dejándose llevar por su dulce sabor. Una sonrisa ilu

increíble. -exclam

de aquel momento de dulce indulgencia. Entre risas y chistes, la

os siendo amigas? -Pregunta Mariana de rep

ista para una broma,

que eran un poco extr

o juguetón, le respo

o que dices! -Le reclama

la conversación, asi

estamos, compartiendo pastel y

ó el tono de la conversación, dejando en claro la lecc

ho sobre quiénes son realmente. Mi tiempo aquí me ha enseñado que

stás aquí. -Le dijo Mariana

lando un pasado lleno d

bien, pero resulta que estaban estafando a los inversores. -Les dijo con dolor. -Querían un

aban la revelación de Francisca. La camaradería se fortaleció aún más

omo pude, con un bolígrafo que tenía a mano. -Les comenta Mariana. -Lo malo es que se le clavó en el ojo al

gas absorbían la gravedad de sus palabras. Las miradas de compasión se cruz

ariana. -Exclama Morena. -

stema puede fallar de esa

istoria? -Le pregunta

un peso evidente en sus palab

a mientras ba

los oficiales aquí

a punzada de tristeza al escuchar las palabr

orena? -Le consulto Ca

a, sus ojos brillando c

rampa. -Le conteto. -Me pla

ón, compartió su propia experiencia

-Me detuvieron supuestamente por averiguaci

e la conversación para levantar el ánimo de sus compañeras, su voz reso

s momento de ponerse tristes. -Dijo Francisca con una sonrisa forzada

tió con entusiasmo, sus ojos brillaban con gratit

ial. -Le respondió Carmen con una sonrisa, bus

a de expectativa y anhelo. La débil luz del pasillo iluminaba la expresión expectante de Mariana mi

el resultado. Sus ojos brillaron con gratitud mientras asentía con una sonri

neras compartieron un momento de in

na pizza ahora mismo?

ra queso y pepper

colate de postre, ¿no creen? -Comenta

eferencias culinarias, recordando con nos

a cocinar lo que quisiera, sin restric

ra siempre es la me

na sensación de conexión y calidez en sus corazones, las prisioneras se acomodaron en sus camas, dejando

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