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En el momento menos oportuno

Capítulo 3 3

Palabras:3716    |    Actualizado en: 06/02/2024

jo Víctor—, no puedes perder

enía mucho tiempo que no e

e —respondió con tono seri

aró Víctor bastante convincente—, yo

e aquellos dos jovencitos se observaban tan fijament

s confiar en mí —Víctor estir

—esbozó

hablaba de manera tan segura que la hacía sentir muy vulnerable, además,

os a repasar biolog

tiendo en el fondo de s

ya sabían que ellos eran amigos. Sabía que dentro de poco iba a tener algunos problemas, pero no le

espejado, caluroso. Dejó salir un suspiro. Tenía ya dos semanas que asistía a clases

na libreta que reposaba sobre la mesa, parecía que le explicaba algo. Ese era él, siempre amab

Acababa de recibir una mala nota por no haber escrito con sus prop

ar con Víctor para biología —pensó—, pero, ¿para qué hace

ermoso diciendo esa palabra?” pensó. Sin querer, una sonrisa se escapó de sus labios.

os y vio que Víctor t

gaste un poco para biologí

lso en su espalda

o hice —r

ó salir un

a —dijo y desple

mientras, Víctor hablaba sobre las presuntas

ajaba? Era tan rígido

ero. Él no caminaba, él flotaba sobre nubes, los estudiantes le

o fue imposible, Leo ya la había visto e iba directo hacia ella. Sinti

ste idiota? —escu

tiene nombre

ó Leo con una sonrisa retorcida,

r —res

era la primera vez que lo veía tan serio. Pasó la mirada hasta Leo y lo

Leo mientras

go que… —piensa rápido, pien

ir un pequeño jadeo de burla, de

ló al no retener la risa bur

además, sus manos estaban temblando mientras apret

s hablamos, ¿sí? —lo obser

fuerza, se acercó a su oído derecho—, espero que el tiempo que estés con ese mariquita valga la pena, porque si no…

la primera vez que Anna le tuvo miedo después de mucho tiempo

tó Víctor mientras se acerc

ó con tono sec

de la cancha de fútbol y

te sientas aquí?

ría que otros tiran? —respondió Anna con

ó Víctor—. Algo me dice que lo haces para estar apartada de todos,

, no quiere decir que yo también lo hago por esa misma razón —gruñó Anna—. Solo me

legio que está solo —dijo Víctor—, y

teó su mirada y notó que el sembla

erentes, Anna Luc

ue reposaba en sus piernas y sacó del interior una bolsa trasp

—preguntó Víctor

—contestó la joven

quiero

irarlo—, al menos

ero de la tuya, —extendió una de su

a su boca y le dio un mordisco. Fue tan evidente que le

la joven mientras sacaba

eta de su mano—, me encantan. Vamos a comprar un jug

la cancha de fútbol para seguir merendando mientras repasaban biología. Lo

epasando para el examen oral que se les avecinaba. Era la primera vez en mucho

o entrar al salón—, necesito que me prestes

Anna —dijo Víctor—, no pue

s que sabes que no vine la clase pasada de biología y no sé na

nna, quien ya estaba ob

dura el ciclo celula

curiosidad. Anna dejó salir un

veinticuatro horas para dividirse, pero las células mamíferas de ciclo rápido, como las que recubren el intest

aron para escuchar las respuestas. Así pasaron unos minutos donde un grupo grande se hizo y repasaban entre ellos las posibles respuestas

encio. El hombre dejó sus libros sobre el pupitre y después de dar una mirad

la mente las preguntas que el profesor hacía. Cuando llegó su turno, le preguntaron por el ciclo celular y ella pudo res

só una mirada rápida por Víctor, quien acen

ociones de Anna, llegó a sentirlo ba

con Víctor, se sentaron frente a la misma mesa, abrieron los bolsos, sacaron las libretas y Víctor

ebía seducir a Víctor, prefería terminar las tareas porq

erminar con el día, se

también de religión y de inglés —dij

e la vieja de castellano me puso mala nota y debo ha

pegue —explicó Víctor—, le gusta que los est

os los errores ortográficos y me dijo “si vas a copiar algo del señor Google,

una pequeña

o —calmó Víctor—, podemos hacerlo mañan

mi casa —recordó Anna—, esta

—Víctor también se acodó en la mesa y sonrió

rcaba un poco su rostro a él—, p

deó dos veces mientras poco a po

muero del hambre —bajó la mirada al libro fr

os muchos libros desparramados en la mesa. Esa tarde esta

arde, Anna terminó de recoger sus libros y Víct

ho mientras comenzaban a salir de la biblioteca—, puedo llegar a mi casa tranquil

ando no estás

un grupo de niños, les doy refuerzo de matemáticas y castellano —volteó a

— me gusta cocinar, solo cocino y a vec

ue está cerca

ese m

n serio, eres bastante buena. Creo que, si te

de decir i

aron espectacular, si viviera contigo, me

entras salían a la calle y comenzaban

a tu casa, ¿qué har

eres saber? —

chico? —indagó Víct

n él? —preguntó Anna con t

Víctor—, te trata mal, ¿p

ó su rost

incumbe —

e trata. Como tu amigo, no puedo

junto con los que yo quiera, ¿entendis

? —Víctor se detuvo y

unto a mi favor, tien

tras trataba de calmarse—

ó una peque

egar a mi casa —e

, ya verás”

edia de l

jaba de la cama. El celular revuelto ent

rma —gruñó mient

iba a dar un paso enorme. Así que arregló su cuarto antes de marcharse al colegio. Lo bueno era que ese día llevaba todas las tareas hechas e iba a poder ga

l esmalte negro con el carraspeo de una de ell

te anoche a mi ca

ue iba a ir después

e que f

Leo, no voy a dejar

u lado— ¿Qué hacías habla

tó sin dejar de o

ién

z de seducirlo, eso hago —r

rabajos, ¿no? —Leo soltó una pequeña risita

vó la cancha de fútbol, ahí estaba Víctor, recogiendo la basur

yo debo ver que realmente te a

¿cómo vas a ver cuand

bro —soltó Leo—. Lo vas a grabar todo, e

¿realmente era capaz

—Leo ladeó una sonrisa

mientras lo observaba

—solt

sabía por qué, pero tenía claro que f

scuchó a

ensamientos y volteó a

ieres? —

íctor—, ¿no prestaste atenci

N

Víctor con t

… —gruñ

enes? —p

ma —dijo ella mientras sacab

a su lado—. Siempre te sientas co

ella algo

tó Víctor—, ayer te en

ar y con quien no, ¿qué querías que

ta que hab

e!, ¡qué

blemos —dijo Anna—, porque n

es tu

padeaba—, ¿de dónde ideas tan to

visto be

gó en seco— eso n

observó

lo niegas?

qué le hablaba tan directo? Se pasó una ma

pero terminamos, ¿sí? Por favor,

or

, por favor —pidió—. Es mi

r qu

nte, pero notó que Víctor estaba riendo por

uñona, ya veo por

o me terminó —reconvino—.

sora los

dió—. Anna, concéntrate

ués, comenzó a escribir los ejerci

haciendo mal

ago b

, está mal —ins

entífica y verificó la oper

—…hum… —llevó la mirada hasta Ví

ado. Aquellas últimas horas la profesora les llamó la atención en repetidas ocasiones

ieron del instituto y pasaron por el supermercado para compra

observó que era cierto, A

ga? —preguntó Víctor mient

ondió Anna mientras caminaba a la cocina—, cuando va a visitar a mis tías. Siem

buena idea que hagas un curso de repostería, te ayuda

soy de las que me gusta estar metida en muchas cosas, p

gusta le

icó Anna—, no

atro —confesó Víctor—, en la igl

ugar el rostro mientras saca

odos tenemos nuestros gustos. A mí me gust

irió Anna—, ¿para tener

Víctor—, a

a—, cada quien, con su

e a Anna con una tierna sonrisa. Ahí estaba o

—pidió Anna

inquirió

sistió ella mientras a

íctor— por favo

reguntó en un

mientras observaba los labios

? Si nos

as observaba los labios de Anna que

e, pero sintió unas manos

es —dijo Anna—. Solo…

iernos… Los labios de Víctor

nna al oído de Víctor—, tanto c

entaba calmar su respiración. La joven le so

nto, sus labios forcejeaban entre sí y hacían que una cosquilla deambulara por el pecho

o este tiempo estuvo conteniéndose y fingiendo que todo lo que

entre jadeos— no esto

índice a sus labios—

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