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Amor de cristal

Capítulo 8 El compromiso

Palabras:1860    |    Actualizado en: 18/12/2023

lo que realmente le importaba era confirmar o desmentir las palabras de Lady Shwarz, no obstante, no podía hacer mucho yen

taba horriblemente al no dejar de pensar en Jane y en cómo le afectaría la noticia. Aunque tuve que fingir que no suce

trance auto infligido. Me encontraba en el saloncito de té, quizás el lugar que más odiaba de toda la casa, pero ahí, donde la ser

r con ironía y dibuje en mis labios una

o lo que le molesta, pero no solo soy em

ntro, solo sonreí y volví la mirada hacia el libro en mis manos. Había releído el mismo párrafo una diez veces, ni siquiera sabía de qué tra

ecreto oficial dirigido a mis padres, no tuve la oportunidad de leerlo, pero por la expresión de mi padre supe que el pergami

ser liberada de un enlace matrimonial injusto, pero solo me respondió el sil

puesta, escribí una carta a quién podía saber mucho más d

e de todos los años que llevaba conociéndola no creí que precisamente ella, quien habia prácticamente escapado del palacio se dignaba a comunicarme tan deliberadamente y con tan poco tacto, los de

en la entrega, aunque para ese entonces las respuestas que necesitaba tal vez me serian comunicadas por mis padres o incluso por el mismo rey. Mi mente divagaba pensan

alrededor que me inquietaba demasiado, me decidí hab

e esto, pero no hay otra alternativa, de

como si se tratase del repicar de un campanario, fue mi s

ente—pero después de pensarlo varias horas, creí que lo mejor sería

encima de la mesa—sin importar la actitud de tu madre, te a

o esto es por e

si no eso, no creo que la reina madre lo apruebe, una princesa sería lo más adecuado, un

ndaba mi cabeza, pero mi padre estaba decidido a rehusarse, si era un ca

podían quitarme, ahora se quieren llevar mi

ane tengan problemas por mi causa, podrían se

puede merecerte, incluso un rey. Ten por seguro

cias

que no me permitió probar alimento alguno, me daba asco, no el comer por supuesto, si no yo. Habia una g

uesas e impedían el paso del sol, solo así los libros conservaban la blancura de sus hojas y tampoco se humedecían por culpa del clima. Mi padre se sentaba la mayor parte de

tenía la intención de leer porque no tenía el ánimo para hacerlo, estaba ahí porque nec

o en mi imaginación los peores escenarios para cuando mi madre y J

e dijo—todo

uier bestia infernal con tal de evitar mi destino y precisamente en ese instante s

o, incluso en ese momento no me abandonaría. Camine a su lado, suspirando a cada rato para que los nervios qu

y razón para t

ciosa, pero una sombra de melancoliza opacaba su belleza. Levantó la vista y cuando nos miramos sonreímos, fue evi

razo, un gesto de cariño que tanto d

yo

cho de nuestra ausencia estas dos úl

or el campo, leer

ensión que habia entre ambas, sonrió y t

a nuestra madre

o

ndose un beso en los labios, si habia una prueba de que el amor podía vencer cualquier cosa eran ellos dos, en primer lugar porque tuvier

cido Sacris en e

n segundo para d

lo yo quien percibió la capital d

esitará revisar cada detalle de la construcción, como si tratara de convence

promiso

nidad, pero quisiera pedirte un favor, no menciones el tema, al menos por un

ne

ro descansar un poco,

que haga

esito es

esado de la guerra y al final hubiera perdido, sabía que sus esfue

haba con los hombros caídos, escuche detrás de m

tenemos

asustada y sobre todo angustiada

?—expresó desinteresada—el viaje ha

espués de un segundo de meditación—

beso en la frente, interprete ese beso como un "tranquila", pero la angustia que sentía mi corazón no podía irse así como as

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