La Virgen Del Árabe
rarlo así, solo irregular. Esa joven frente a él, parecía algo cohibida. Le resultaba raro que alguien así pudiera atreverse a estar
e y ya, ella era la escogida para que llevara a su primogénito. Era bonita y
más d
ngo una propu
toy al tanto de todo y ust
uesta para ti, sé que no la dejarás escapar, créeme, es una
señor... Rashid? —corr
carpeta abierta que miraba Rashid. Claro, tenía que ser algún documento que validara el pago, lo que ella daba. En ese preciso instante sintió que no valía nada. ¿Có
tás
erviosa —tras emitir la
seré bueno, lo prometo. De lo que quiero platicar es un
usaba cierto temor. Y él lo sabía. Tomaba ventaja del impacto que tenía en la muchac
posición que dejaba ver quién mandaba allí, lo escuchó atenta —. No solo
al grano de una v
onces seré directo, quiero que seas la madre d
par en par y creyó por un segundo que ese hombre la tomaba del pelo. No era u
esto? —brusca, se puso en pies y se tapó la cara, parecía preocupada
. Ese árabe le pe
para darme un hijo. No debes tomar una decisión ahora, pero quiero una respu
entos la ocuparon. ¿En su primera vez queda
estoy dispuesta a hacer —insistió perturbada con
ello, piénsalo, en nueve o quizá ocho meses me darás un
tar encinta, tener un bebé y enfrentarme a una etapa que aún n
Victoria —le record
to, no es lo que quiero —expresó
, pero te dejo pensa
no —repitió, con la v
corriente de lo mucho que te urge el dinero. El banco se quedará con tu casa, ¿en donde vivi
S
ensar en l
sa cifra. Seré más conciso, te daré
agencias de vientre en alquiler. Y aunque no conocía mucho del asu
nero, no ent
es nada para mí, pero sé que lo es todo para ti, so
uía pareciend
cumplir sus metas. Incluso objetivos que nunca imaginó realizar. Al darse
s algo que aún proceso. Te da
bien, es algo bueno,
edirle esto a alguien más, incl
on profundidad y ella se cohibió —. Quiero que sea todo
en secreto, porque supongo que la prensa siempre quiere co
so lo hago de este modo, y t
as otras? —le i
llones de dólares, te quiero a ti, Victoria. Cuando estoy seguro de algo,
y a pe
todo vaya bien en tu regreso a casa —mencionó,
á bien, aq
a la que debes ir, a uno de mis ho
gó
seguía sintiéndose prisionera de aquel sitio. Y por
nsión enorme de tres plantas, se notaba a l
l señor Ansarifard debo l
ecesario, to
en, por fav
ngún lado, me iré así co
rte trasera de un auto negro, a regañadientes, se imaginó de