Deseos impuros
de salida, fue como una chispa cuando se vieron a los ojos. Después de un año de relación, al fin estaban casados y pronto, partirían de luna de miel. Aun pese que
que le prometió volver en una hora. Al pasar el tiempo, Karen se dio cuenta que su esposo no llegaría como lo prometió así que después de pedir algo de comer, Karen busco algo para entretenerse mientras su esposo venia de regreso. Tocaron la puerta de su habitación al mismo tiempo que avisaban que eran los de servicio. Se levantó y abrió la puerta, cuando estaba por servirse, se dio cuenta de que no era lo que había pedido así que intentó alcanzar al empleado antes de que se fuera, pero, cuando llegó al ascensor, las puertas se habían cerrado. Mueve sus labios en un movimiento circular mientras piensa en lo tedioso que seria bajar con la comida hasta abajo por lo que decide mejor llamar para reportar la confusión, trotando se dirige hacia su habitación, pero por un momento quitó los ojos del frente cuando creyó a ver visto a su esposo y sin darse cuenta que alguien mas salía de su habitación por que le llevaron la comida errónea Karen tropezó y justo antes de caer, ella sintió como un brazo la sujetó con firmeza de la cintura, cuando ella vio al hombre se quedó abrumada e hipnotizada. ―Y−Yo... ―Debería ver por dónde va. Su voz profunda y gruesa erizó su piel, sus ojos no podían dejar de ver los del hombre que seguía sujetándola, el azul de sus ojos con verde cerca del iris de sus ojos la tenían atrapada por completo. ―¡¡Vladimir, cariño!! "Se llama Vladimir" Karen se da cuenta que debería hacer algo. ―Lo siento, es que la comida equivocada me llevaron.... Vladimir suelta una risa burlona ante la respuesta tardía de la chica que no reaccionaba, Karen se sintió avergonzada y salió corriendo por lo que acaba de pasar, tiró la puerta y luego a recostó su espalda sobre ella dejándose caer al suelo. ― ¡Que fue eso! ¡Karen eres una idiota! Nuevamente tocaron su puerta y se levanto enseguida al creer que era los de servicio, pero palidece cuando se da cuenta que era el mismo hombre de un rato. Inmóvil y sin saber que decir se queda observándolo. ―Dijiste algo sobre comida por lo que deduje que eres tú la que pidió esto. Karen