Jhon, a sus veinte años se había graduado como psicólogo en una de las mejores universidades del Francia y debía asumir el control de los negocios heredados de su padre; había regresado a su país y ciudad natal y deseba regresar a Francia ese mismo día después de de firmar documentos y contactarse con un joven a quien encargaría la construcción de la que sería su casa cuando se regresara a vivir a su ciudad.
Llegó a la fundación de psicología a las nueve de la mañana, firmaría unos documentos asumiendo como representante y reiterando a su madre como la directora, a las once, ya se encontraba en la empresa de inversiones y construcciones para hacer lo propio y salió a la reunión para ultimar detalles para su casa.
Jhon había tenido que madurar en la parte laboral desde que su padre había fallecido, sin embargo, era un joven que no tenía en su mente un futuro sentimental, solo a los 17 años se vio enamorado de una joven 2 años mayor, la edad no le importó, sin embargo en su corta experiencia en el amor se sentía en algo serio con alguien hasta que después de seis meses de relación decidió perdonarle haberse besado con un profesor de la universidad y en su primer aniversario, queriendo demostrar cuán serio quería que fuera aquella relación, la descubrió en los baños de la facultad teniendo sexo con quien decía ser su amigo. Desde aquel día, buscaba solo satisfacer sus necesidades sexuales cada fin de semana con quienes sabía que sólo sería sexo sin promesas, sin compromisos, sin problemas, nunca les mentía, a su muy corta edad ya tenía el corazón roto y no quería complicaciones.
Eran las 2 de la tarde y se encontraba en la cafetería “la ninfa” esperando a su contacto, de pronto, unos hermosos ojos marrones entraron a la cafetería, cabello castaño liso, una joven de aproximadamente 1.50, vestía un jean, una remera ajustada que marcaban su hermoso cuerpo, Jhon solo la miraba y de pronto ella se giró y sus miradas se encontraron; ella tenía una tierna sonrisa y el parecía estar en shock, de pronto a lo lejos escucho una voz que le saludaba y lo traía de nuevo a la realidad. – señor Jhon, disculpe la tardanza. Soy Luis Mendoza, me encargaré de los detalles de su casa – Jhon reaccionó y tomó la mano del hombre que lo estaba saludando. – mucho gusto, Jhon Sandoval Villarreal. – dijo Jhon al joven mientras le señalaba la silla frente a él indicando que tomara asiento.
Mientras hablaban ultimando detalles, en corto tiempo pudo hacer una amistad con aquel joven con quien sentía una buena energía; vieron planos y paletas de colores, Jhon de vez en cuando levantaba la vista a la hermosa joven, con quien se encontraban las miradas de vez en cuando; después de dar por terminada la reunión, se pusieron de pie y se despidieron con un apretón de mano y quiso dirigir su mirada a la aquella hermosura pero ya no se encontraba; nunca supo en qué momento salió de la cafetería.
- Señor Jhon, hasta cuando se va a quedar – le pregunto Luis a Jhon desde la puerta de aquella cafetería – mi hermana cumple sus 15 y quisiera que nos pudiera acompañar, no es una fiesta, es solo una cena esta noche a las 9 en el restaurante Jean Paul – dijo Luis aclarando la razón de su pregunta. – gracias, mi vuelo está programado las 11 de la noche. - respondió Jhon, Luis asintió y salió de la cafetería.
De regreso a la empresa, Jhon recordaba esos hermosos ojos, ese cabello liso suelto, esa sonrisa, decidió llamar a su hotel para que le prepararán su habitación y aprovechar el tiempo para buscar una compañía femenina para desahogarse un poco.
Estaba a punto de salir de su oficina y recibió un mensaje de su aerolínea informando que debido a complicaciones el vuelo se reprogramaba para el día siguiente a las 3 de la tarde. Jhon maldijo por lo bajo pero no había de otra, había sido un día agotador, se recostó en su silla y después de un momento pensó en ir a aquella reunión a la que había sido invitado, ya tenía su habitación en el hotel y sería una buena oportunidad para conocer a alguna chica, de todas formas se iría al día siguiente, siempre se quedaba en el hotel que después de ser de su padre ahora era suyo y era una forma de ocultar sus andanzas de los ojos de su madre, nunca llevaría a una de sus conquistas a casa porque conocía a su madre y con sólo verla salir de su habitación ya quería iniciar los preparativos de boda y jamás llevaría a ninguna mujer a la que sería su casa porque evitaría darle falsas esperanzas a ninguna.
El hotel y el club orquídea, fueron negocios igualmente heredados por su padre y Jhon sabía aprovecharlos.
Jhon llegó al restaurante donde había sido invitado, preguntó por aquella celebración y fue llevado a un pequeño salón al fondo del restaurante con una pequeña puerta que daba a un hermoso jardín; inmediatamente Luis salió a su encuentro y Jhon le entregó una botella de champagne que llevaba, - lo siento, no sabía que debía traer así que traje esto- extendió la botella a su nuevo amigo. – gracias, ven, te presento a la quinceañera. – Jhon no podía creer aquellas bromas del destino, ahí, frente a él, esa hermosa joven, su cabello castaño caía sobre sus hombros desnudos, esos hermosos ojos marrones tenían un brillo hipnótico, esos tiernos labios que moría por saborear y que sonreían como aceptando sus pensamientos, llevaba un vestido blanco escotado ajustado hasta su cintura y continuaba suelto hasta un poco más arriba de sus rodillas, se veía un poco más alta por sus tacones – hola, mucho gusto, Yulieth Mendoza – escucho Jhon como un sonido lejano que lo trajo a la realidad. – el gusto es mío, soy Jhon Sandoval- dijo Jhon tomando esa delicada mano porque no perdería oportunidad para tocar ese hermoso espejismo.