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Viviendo con el Enemigo

Viviendo con el Enemigo

yumyp1901

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Capítulo

"Un Golpe al Corazón" cuenta la historia de Teresa, una mujer encantadora y luchadora, que trabaja como secretaria del CEO de las empresas Lacrox. Allí conoce a Patrick, un hombre prepotente y misterioso, con una reputación intachable, pero con una vida llena de fiestas y mujeres. A pesar de sus diferencias, Teresa y Patrick se enamoran perdidamente y deciden fugarse para vivir su amor sin importar las consecuencias. Sin embargo, esta decisión desencadena una serie de problemas, incluyendo conflictos familiares y revelación de secretos oscuros. Pero la vida de Teresa dará un giro aún más inesperado cuando descubra que Patrick no es quien ella creía. Además, se enfrentará al desafío de resolver los problemas que ha causado su decisión y enfrentarse a las consecuencias de estar embarazada del mismísimo demonio. "Un Golpe al Corazón" es una historia llena de emociones intensas, donde el amor y la lucha por la felicidad se entrelazan en un camino lleno de sorpresas y desafíos. ¿Podrá Teresa superar todos los obstáculos y encontrar la verdadera felicidad? Descúbrelo en esta apasionante novela.

Capítulo 1 El jefe

Estaba retrasada como todos los días, mi jefe me había pedido ir primero a la tintorería y luego por su café, pero cuando estaba justo en la hora, me llamo para que buscar unos documentos del otro lado de la ciudad, me gustaba mucho mi trabajo, pero Patrick era bastante estresante, no tenía esposa, ni hijos, era heredero de la familia Lacro, y el dueño del mundo, por si me lo preguntan, estaba enamorada de él desde el día uno en la empresa, al principio pensé que no le gustaba para nada, me trataba horrible, pero resistí y persistí, hasta que hace dos semanas el me robo un beso, podría jurar q

ue fue la mejor sensación de toda mi vida.

Luego de aquel beso, se mostraba más interesado en mí, incluso me había invitado a cenar esta noche, el problema era como escaparme de casa, mis padres no aprobarían una relación con el, me llevaba veinte años de diferencia, mi madre era fiel creyente de las experiencia, siempre decía que debía buscar alguien en similitud conmigo, puesto que la relación estaba basada en todo lo que se construya juntos, y una persona muchísimo mayor que el otro, ya había quemado etapas, que apenas iba experimentar la tras persona, en este caso yo.

Me costó demasiado entrar a trabajar con los Lacrox puesto que son estrictos y contrataran solo personal capacitado y con buenas referencia, a pesar de tener dinero, no éramos de la alta sociedad, mis padres habían decidido permanecer ocultos, sin dejar ningún rastro, vivíamos en una hermosa casa, pero no era una mansión, comíamos de todo, pero no lo más caro, vestí ropa muy bonita pero cualquiera con buen ojo se daría cuenta que eran imitaciones, buscadas en las rebajas de las tiendas, es por eso que me esforcé por entrar aquí, quería tener lo mío, y empezar a comprarme lo mejor, no viviría como rica, pero me vestiría de manera decente.

Participe con mil personas y nos sometimos a rigurosas pruebas, de las cuales solo cinco fuimos ganadores, y por mi alto desempeño, me dieron el puesto de asistente del CEO, quien era el padre de Patrick, pero a los tres meses de mi llegada el enfermo de gravedad, muriendo días más tarde, la viuda tomo las riendas de la fortuna, pero a la final fue su hijo Patrick, quien tomó la batuta, todo estábamos a al expectativa de lo que pasaría con nosotros, pero por la buena experiencia y estudios del heredero, logro sacar a la empresa adelante y triplicar los ingresos.

Las empresas Lacrox, se dedicaban a la construcción, reconstrucción y manejo del sistema automotriz, vendía autos, camiones, autobuses, y todo lo que implicara ruedas unido al Diésel, todo lo que se construía era negociado con pequeñas y medianas industrias, siendo Lacrox la madre de la industria, si los informes o estadísticas no fallaban, contábamos con cinco mil obreros, y tres mil empleados, en todo el mundo, los sueldos eran bastante buenos, gozabas de todos los beneficios y prestaciones.

Estaba corriendo como loca, para llegas justo a tiempo por los documentos que me habían encargado, así que me encontraba en la empresa Trocell, al entrar en seguida quedo sorprendida por la decoración navideña, amaba todo lo que se relacionara con estas fechas, parecía una niña, estaba tan emocionada, que no me di cuenta de cuando tropecé con un hombre, llenando su hermoso y costos traje de café.

—Oh señor, lo siento, discúlpeme, venia distraída, soy una tonta.

—No te preocupes, no pasa nada, es solo un simple traje—dice el chico aun sin levantar la cara

—Si le hiciera esto a mi jefe, y6a estaría muerta

Es justo mi comentario lo que hace que el me mire, primero abre sus ojos en señal de sorpresa, pero luego intenta disimularlo.

—Por suerte no soy tu jefe, no te preocupes, puedo arreglarlo, un placer Alejandro Trocell

—¿Es usted el señor Trocell? — Digo— sorprendida

—Lo dices como si fuera el hombre que estás buscando.

Lo miro y le sonrió, el no sabía nada, pero justamente era la persona que necesitaba ver

—Mucho gusto teresa, secretaria del CEO Lacrox

—Oh, ya entiendo, vienes por los documentos del contrato, sígueme.

Hago lo que me pide y camino hacia el elevador, mientras el marca el piso cuatro, esperamos la llegada, amos en silencio, cuando por fin se abren las puertas, puedo ver muchísima más decoraciones de navidad, algo que eme mociona demasiado.

Entramos a una oficina, y el habla llamando mi atención.

—Estos son los documentos, por lo visto te gusta muchísimo la navidad, espero puedas llegar a tiempo, tu jefe no está de muy buen humor, ha llamado tres veces preguntando por ti, será mejor que corras.

— ¡Mierda!

Salgo corriendo de su oficina, tomando el levador, no sé si era porque estaba apurada, o simplemente quería joderme la vida, pero sentía que bajaba muchísimo más lento, cuando por fin estuve en el lobby, corrí hacia la calle en busca de un taxi, para mi suerte había uno estacionado en todo el frente, así que lo tomo y emprendo mi viaje, Patrick me mataría.

Luego de cuarenta minutos de un viaje que parecía interminable, por fin llego a las instalaciones Lacrox, el portero como siempre me sonríe, camino apurada por todo el lugar, hasta que estoy en la oficina, justo cuando estoy poniendo un pie en mi escritorio, cuando la puerta de mi oficina su oficina se abre.

—¿Se puede saber porque tardaste tanto? Ni que hubiera mandado para el otro lado del mundo, se suponía que tenías que llegar aquí a las siete de la mañana, y son las nueve, que sepas que se descontaran esas horas.

Lo miro incrédula, ¿acaso me estaba hablando en serio? Me había enviado a kilómetros de distancia, no tenía auto, además de que andaba en la calle desde las cinco de la mañana, pendiente de sus malditos trajes, porque aparte de ser su jodida secretaria también era su ama de llaves, esto definitivamente era el colmo.

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