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Entre corazones y contratos

Capítulo 5 COINCIDENCIAS

Palabras:1739    |    Actualizado en: 14/03/2023

círculo íntimo conocía su verdadero nombre. Marisa le había dicho a su amiga que aquel hombre era profesor en la universidad en dónde ambas estudiaban. Form

ó mucho para tenderle la mano e invitarla a bailar. Ella de inmediato aceptó. Por primera vez estaba dispuesta a dejarse llevar por sus sentimientos. Quería ser completamente a

eguntó con voz traviesa mientr

chica. Estaba completamente extrañada

Rebecca –afir

y mirándolo a los ojos con el ceño fruncido. E

te llamabas Ana –refut

se encontraba frente a ella era el mismo chico que unas horas atrás, ella había rescatado del con

ndido– la mayoría incluso busca una aventura la primera noche de conocernos –solt

pó. No sabía muy bien q

mentas? –preguntó

sabes... dada las circunstancias –se excusó. Ángelo apretó los labios

r conmigo el fin de semana –respondió con u

claro que sí –ac

ro que me vuel

ar. En tan solo un instante, Ángelo se encontraba guardando su número telefónico en el directorio de Rebecca para luego llamarse a sí mismo y agendar el número de ella en su e

bailar un rato. La chica aceptó y prometiéndole a Ángelo que volvería pronto, se dirigió con su amiga a la pista de baile. Estuvieron divi

entras bailan. La chica sonrió felizmente, disfru

aban. Se sentía completamente deslumbrado por esa mujer, por lo que no quiso permanecer más tiempo como observador y se abrió paso entre la multitud hasta la pista de baile para acompañar a la joven en esa pieza. La noch

omento se hacía llamar Ángelo, estaba completamente atrapado por la joven. Por primera vez sentía que su corazón latía con fuerza por una mujer. Hasta ese día todas las chicas que se habían cruzado en s

uto mientras ella conducía el suyo hasta su residencia. En ningún momento la chica notó los demás vehículos

y ella lo agradeció. Le correspondió el beso desde el primer instante. Nunca antes había tenido una sensación tan dulce como esa en sus labios. Aquel roce lo sintió simpl

eció en los ojos de ambos. Ángelo estaba completamente encantado con lo que estaba viviendo. Siempre se había tomado el tema del romance como una ridiculez, p

ta que ingresó en su casa. Apenas su acompañante se desvaneció, el rostro del joven cambió. Volvía a ser Luciano, el hombre frío y

ante. La mujer permanecía sentada de forma silenciosa en su espera. En cuanto Luciano se acomodó en el asiento trasero junto a la chica, ésta le informó que los hombres q

an por lo que hicieron –afirmó la m

ían dicho que debía descansar por varios días, pero eso era lo menos que él podía hacer en ese momento. Las cosas se estaban complicando y no podía bajar la guardia. Sacó un frasco de analgésicos de uno de los com

ordinada a quién en ocasiones, convertía en su compañera de cama, pero ella estaba dispuesta a hacer todo por él, pues lo amaba con toda su alma. La chica permanecía en silencio

ngan el área sin contratiempos –ordenó– Debes asegurarte de que nada le pase a Rebecca

so saber la chica con un tono de

Sentía coraje. Luciano se volteó nuevamente a verla a los ojos– Si algo le llega a pasar a Rebecca, te aseguro que te haré pagar con tu vida –le amenazó. La muj

uidado de su parte. La mujer permanecía en su debate interno intentando controlar la rabia en su interior mientras que por otro lado, Luciano también se mantenía en sus propios pensamientos. Pero en el caso de él, su mente estaba dedicada a una sola p

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