Un baile para Franco
ri
ientras bajo a tierra firme, con parte de mi mochila emp
onde desembarcamos temerosos. No hay tiempo para celebrar, una vez que pisamos la arena n
ento de alegría y miedo me recorre de pies a cabeza y en
egamos a una zona estrechamente poblada con unas diez per
r a un tipo vestido de blanco con un cartel en manos
padre. Nunca antes nos habíamos visto en persona, pues ellos eran de Santiago de Cuba y viajaron a los estados Unidos cuando Ricardo era un niño. La vista
xclama y abre sus b
lo que necesito es un abrazo que me diga qu
l oído y deja un beso sobre mi cabeza. L
ro y mi corazón se calma un po
egunta desasogado
y él la cuelg
remos? -le pregunto mientras recojo mi
o político, ya todo está acordado, tú solo sigue cada cosa que te diga ¿De acuerdo? -
esea suerte y besa mis mejillas sin dejar de lagrimear de felicidad por haber llegado. Nos despedimos y Ricardo pasa su mano por mi cintura
ardo vive con tío Gustavo según me dijo durante el camino, tienen una pequeña cafetería ce
ema impecable y el piso está enmaderado completamente. Siento que con una pisada podría romperlo. Los muebles están tapizados con un vinil grisáceo y hay cuadritos decorando u
país tercermundista. Para mi esta ca
sorprende y nuevamente mis
cincuenta y tantos años, su cabello es en parte canoso y una enorme barriga inflada grita que es cubano de p
brada y me acurruco en
usurra en mi cuello mie
io compungida y m
mos muy felices de recibir
Mariana he puesto tus cosas en el último cuarto, será tu h
mo -agradezc
Me digo y al instante dejo el pensamiento a un lado. Él
melo! -grita pesarosa a través de la llamada-. ¡Ricardit
en casa! -le responde él y me
lo he conseguido mamita! -balbuc
n la voz ronca y a pesar de que me duele que la halla pasado mal, a
tras escuchar su llanto me disculpo-. Lo siento mamá, pero... -interrumpo mis palabras y las reemplazo por otras-. Solo quer
bservan sin pronun
stoy muy feliz por ti Mari, mañana hablaremos
das con Gustavo. Él me hace un gesto para que n
te pondré a mi tío
no lo olvides, ponme a Gustavo -me pide y
mas. Busco con la mirada el pasillo que conduce a
-me guía y entramo
ectamente tendida con un sobrecama rosado
e un mejor futuro
a mi madre, y fuera de todas sus intenciones de madre preocupada también hay un in
entre esta habitación y la mía, por si te quieres bañar -culmina y asiento con
de tenis corte bajo y dos pares de chancletas simples. Cojo un vestido holgado y las chanclas
Un mes
pedir? -le pregunto a la pareja adolescente que ob
o de realizar una extravagante cantidad de papeles y acudir al asilo político e
tendría problemas con el idioma, pues la lengua de Estados Unidos es el inglés, y dado que nunca tuve profesores estables en Cuba, pues fuera del saludo; el "What's your name?", y "el How are You?"
? -le pregunta el
ro sin tomate -contesta la
ndo las cejas jaranero-, y dos batidos de fruta, que sean naturales por favor -sonríe a
ido -les digo sonriente y niego con
.. Yo no tengo idea de cómo se siente porque el único novio que tuve fue
orque su madre se puso mal -me informa Luis, el cocinero, mientras deja un
o. Es el encargado de la cocina y hoy se le ha multiplicado el trabajo, pues Ricardo que labora en el mostrador con la caja, ha
do intentando agarrar el equilibrio con el que no nací, porque de llevarl
ador y mis ojos se tropiezan con un hombre recostado a un auto afuera de la cafetería. Viste con traje oscuro y sostiene un celular en su o
ostro, entonces señala al rubio del auto-, creo que quiere hablar con Gustavo pero é
pes -respondo y l
e y sus ojos se fijan en mi desde la lejanía. Po
egunto porque ahora mismo
encia su atención esté situada en otra parte pero no es la ocasión, él c
rador sin mirar atrás. Definitivamente ha sido poco usual, pero suspiro con aires de comodidad porque finalmente me ocur