Cruel inocencia Libro 2

R

saco de un paquete de regalo en su sala de estar. Hoy no voy a llegar a la salida del hospital ya que tengo que terminar con esto, así que mando un mensaje para saber de ella con la gente infiltrada en el hospital. Cuando mi celular suena veo el mensaje

ue los estoy apurando y aprovecha para burlarse- T

onó amenazante, el levanta la

ndo vas a tomar medidas? Ya hace un año que la tienes bajo la mira, ten piedad pob

ndo estuvo secuestrada por Cristian y su hermano no lo paso bien, pero después de verla anoche s

s veces, pero el líder de las rocas se está cansando -asiento - Perdió una cantid

s mío y como no tiene como pagar que le den una buena paliza, pero

nfianza para conqu

Fernando? - Lo miro con un sega levantada- No, no va a querer saber nada de mí, no sé qué le hicieron los Ortegas

o si ella se ent

lla cree que soy el salvador

zo por seguirla algo que me es fácil ya que estoy en mi motocicleta y ella maneja con cautela, cuando para en una licorería mis alarmas se encienden y ella sale con dos botellas - ¿Con quién mierda piensa beber eso? - Sigo manejando detrás de ella y mi coraje comienza a comerme la cabeza ¿Y si invito a un ho

dora he ingreso a las cámaras que están instaladas, veo que deja las botellas y deja dos copas en

casi me mando una cagada-Me vuelvo a sentar frente a la pantalla y escucho a la amiga contarle toda su decepción amorosa. Ya cansado de esa mierda tomo el celular y me pongo a charlar con Fernando y de paso le pido que me traiga comida ya que hoy me quedare aquí. Por lo menos eso pensé, no sé en qué mome

o hoy salimos y lleva dos hom

ónde v

e aviso cuando l

e han bailado con ella, cada vez que le hago una señal a mis hombres ellos arrastran a alguien afuera. Estoy perdiendo la paciencia no quiero asustarla, pero ella no

amiga, que llegue bien hasta la casa de m

sta de baile le hago una señal a mis hombres pa

rda que me cargo ella sigue bailando pegada a mí, la tomo de la cintura dejando su redondo trasero pegado a

equeño gemido se le escapó de los labios. La doy vuelta y la beso con un poco de brusquedad, pero ella vuelve a gemir - Hora de irnos- Ella se aferra a mi p

droga muy suave y mañana no recordara nada o eso espero. La ciento en coche y rodeo para ocupar mi asiento, ya

nejar - Ni

Digo

i respiración se cortó, su trasero sobre mi mi

calles. Pero ella no piensa dejarme en paz, está desprendiendo mi cami

ngo el auto y levanto

a-Eso ultimo lo admito- No me aprovecharía de tu estado