icon 0
icon Recargar
rightIcon
icon Historia
rightIcon
icon Salir
rightIcon
icon Instalar APP
rightIcon
Lo que ves es lo que hay

Lo que ves es lo que hay

icon

Capítulo 1 Romma Estévez

Palabras:2190    |    Actualizado en: 17/01/2023

ura, elegancia y mirando al frente, saludando a quienes se le cruzaban en el pasillo, bien con

n quienes trabajaban con ella, implacable en los horarios de trabajo y en el cumplimiento a tiempo de los compromisos, no era la más querida de la empresa, pero si la más respetada diseñadora de toda la planta, y

hacía, desde el diseño de una prenda hasta el último acces

reconocido creador de modas del país y fuera de él, siempre estaría en la lista de los más

ciosa morena, con sus labios apretados por la ira contenida, en toda su espléndida esbeltez, y con su metro setenta y seis de estatura, iba a exigir el cré

su majestuosa oficina, digna de

dispersas por todo el lugar, cubiertas todas por pliegos con diseños y muestras de telas. Un precioso caos creativo

on trajes que le calzaban perfectamente, sus incipientes canas en las sienes, aquellos ojos leoninos que parecían taladrar a quien miraba, y su rostro archicon

omma! Adelant

—habló pausadamente con la ira refle

a? — preguntó con la voz fal

rfectamente de lo que hablo, L

. Debes esperar un poco,

iero que se reconozca mi trabajo! Acordamos que en esta colección me darías el crédito sobre los diseños ¡y ahora me entero que los vas a pres

l noviciado. No puedes pretender llegar y ser famosa de una ve

eños que usas!? Tengo seis años aquí, he hecho de todo lo que se ha requerido, sólo me ha faltado

niña, bajo mi tutel

días alguien con los guáramos necesari

uién estar. Y no podrás encontrar jamás a alguien como yo, que siendo una completa desconocida

tas palabras? — dijo la joven con una sonrisa fingida y voz

camino de los demás. Eres excelente, y podrías llegar a ser Director

ien, quiero ser quien imponga un concepto y trabajarlo y quiero que sepan quién soy. Por eso te exigí los créditos sobre los diseños, no puedes seguir usando el as del diseño bajo super

uieres de enemigo, sabes que puedo elevarte o arrinconarte en lo más oscuro de este mundo de la moda. Tengo un nombre respe

esta colección no has hecho ni una

o que te está dando de comer. — se puso de pie y con el escritorio entre ellos, d

hora, si no te gusta, puedes despedirme— hizo un gesto burlón llevándo

Yo mismo me encargaré de que no consigas trabajo ni como costurera en esta ciudad. Trabaja para mí, y sigue viendo tus creaciones en las mejores pasarelas del m

ro de alguna forma, esto va a terminar, y ese día, vas a lamentar haberme tratado así. Sí, eres famoso, eres adorado por tu clientela,

bre portafolios con modelitos simples, pero yo vi el talento en ti, sabía que eres una piedra fina, que sólo había que pulirte para que brilles como debe ser. Te pulí, te enseñé a ver más allá de un diseño, a crear un sueño, una necesidad, a hacerles sentir a los que están fuera de estas paredes, que morirán si

estos años sin siquiera mostrarle al mundo de que mano salieron esas ideas. Y es que no te conviene que me conozcan, porque podría dejar de hacer tu trabajo. No puedes pasar la vida haciéndote más rico y famoso a costa de mí trabajo, y falta poco tiempo para que mi contrato termine. De algun

as y muchos egos que acariciar para que te conozcan, debes rodearte de los más célebres y jugar su juego. Deshazte de tanta mojigatería y prejuicios, si quiere

i destino es la cima. Llegaré de una forma o de otra, y recordarás a esta “morenita” que un día quisis

llos! Tonta niña engreída. Ya te caerás de tu nube y volverás aquí derrotada a suplicarme que te reciba de nuevo, quizás lo p

ue me verás suplicarte. ¡Y a tu cama no

en su sien reventaría en cualquier momento. Trató de respirar profund

Luego caminó alrededor de sus mesas de diseño, dispuestas en toda la oficina. No era nada al lado del ostentoso despacho de Leo, pero

mma sabía exactamente dónde estaba cada cosa en ese lugar. Se había ganado a pulso ese espacio, y aunque hubo muchas bocas torcidas entre los demás diseñadores cuando le asi

o con un mando a distancia, encendió un aparato d

malva al cuerpo para poder acomodarse mejor en la silla alta e intentó relajarse haciendo algunas respiraciones lentas, pero imagina

Obtenga su bonus en la App

Abrir
1 Capítulo 1 Romma Estévez2 Capítulo 2 Alessandro Dolciani3 Capítulo 3 ¡Acabo de llegar, tridente del diablo! 4 Capítulo 4 No, Malik, eso no va a pasar...5 Capítulo 5 ¿Pero qué podría querer alguien como ese tipo conmigo 6 Capítulo 6 Eres un Dolciani, y le debes respeto a ese apellido.7 Capítulo 7 Alessandro Dolciani quiere comprarme8 Capítulo 8 Acepto9 Capítulo 9 Eso no es lo que dicen tus ojos, están brillando.10 Capítulo 10 No te atrevas, Malik.11 Capítulo 11 ¡¿Quieres dormir conmigo ! 12 Capítulo 12 Si ese documento cayera en las manos equivocadas...13 Capítulo 13 Los próximos debían ser muy bien cuidados...14 Capítulo 14 No te equivoques, podrías salir herida.15 Capítulo 15 Nos vemos en París, mi vida16 Capítulo 16 No seas idiota, nada bueno es fácil17 Capítulo 17 Perdóname por engañarte18 Capítulo 18 Tú puedes, mi amor19 Capítulo 19 ¿Esperas que me case contigo por eso 20 Capítulo 20 La vida da muchas vueltas21 Capítulo 21 ¿Qué hicimos 22 Capítulo 22 Se recibió una denuncia contra usted23 Capítulo 23 Llámeme Malik24 Capítulo 24 El Plan B25 Capítulo 25 I was born to love you26 Capítulo 26 No vamos a hablar de esto, ni ahora ni después.27 Capítulo 27 El nacimiento de ROMMA 28 Capítulo 28 Te estaba besando, Romma29 Capítulo 29 Porque estaba conmigo30 Capítulo 30 TIC TAC31 Capítulo 31 La guerra apenas comienza32 Capítulo 32 Seremos los padres de ese bebé33 Capítulo 33 ¿Luna de miel 34 Capítulo 34 Grandes cambios35 Capítulo 35 Será mi responsabilidad36 Capítulo 36 Voy a recordar esto para siempre37 Capítulo 37 ¿Elisa 38 Capítulo 38 ¿Problemas en el paraíso Dolciani 39 Capítulo 39 Dile que Nicolás Abascal quiere verlo40 Capítulo 40 Confidencias41 Capítulo 41 No puedes perder lo que nunca has tenido42 Capítulo 42 Gracias por todo43 Capítulo 43 Entonces no me dejes ir44 Capítulo 44 Epílogo