Cariño, vuelve a amarme.
Autor: Sunflowerfield
GéneroRomance
Cariño, vuelve a amarme.
Claire levantó la mirada para observar a Jareth. Haber tenido un orgasmo como el que acababa de experimentar, la hacía todavía más consciente de lo mucho que había perdido esos años con él, aunque jamás podría haberse arrepentido de ello, porque si no sus hijos no existirían, y ellos eran lo mejor que le había pasado nunca.
«Hijos, mierda»
Pensó Claire, como no tenía sexo con nadie, ni siquiera usaba ningún método anticonceptivo habitual. No había reflexionado en ello mientras estaba disfrutando de ser poseída por su exmarido, pero inevitablemente estar con él le había hecho reflexionar en sus hijos y en que no quería más, al menos no de esa manera ni con él.
Se acomodó el vestido y buscó el pintalabios en su pequeño bolso de fiesta, luego se giró y observó a su exmarido quién parecía querer decir algo, pero no decidirse; sin embargo, ella sí tenía algo que decir, algo que había querido decirle o más bien hacerle sentir durante todos esos años.
Se giró y pasó la mano con suavidad por su cuello. Era tan guapo el cabrón. Claire soltó un suspiro para luego hacer su jugada, la cual fue incapaz de ver venir Jareth, a quien le zampo una fuerte cachetada en la mejilla izquierda con todas sus fuerzas.
— Esto por no haberme follado así cada noche de esos horribles tres años que pasé a tu lado.
Después de aquello, Claire abandonó el baño sin mirar atrás.
Ya sonreía en su oficina cuando recordaba el fin de semana que acababa de pasar, pero necesitaba concentrarse en el trabajo que estaba haciendo y terminar aquel plano, ya estaban cerca de la fecha límite de la presentación del proyecto.
Sacó la pastilla del día después, que había comprado en la farmacia por la mañana, y se la llevó a la boca con poco de agua de su botella. Estaba en la fecha límite para los tres días que estipulaba la pastilla para su efectividad, pero no importaba.
Casi se atraganta cuando Christian Mars, su exsuegro entró de repente en la oficina como alma que lleva el diablo, cerrando la puerta tras él sin tan siquiera ser anunciado, un comportamiento bastante extraño en aquel hombre que era todo elegancia, rectitud y un ejemplo de buenos modales ingleses.
— Claire he venido hasta aquí a advertirte — aseguró haciendo que ella se levantara de su silla extrañada.
¿Qué tenía que advertirle?
¿Acaso se había enterado de lo que ocurrió en esa boda con su hijo?
Era improbable a menos que Jareth le hubiera contado algo a su padre, lo que sin duda era imposible, sobre todo por la manera que ella había terminado ese caliente y picante encuentro entre ambos.
— ¿Qué pasa Christian? ¿Qué es lo que te trae esta mañana así hasta mi oficina? ¿Qué es lo que quieres infor…?
—No sabía que eres ahora el secretario de Claire, padre.
Ni siquiera tuvo tiempo a responder el padre de Jareth cuando este apareció abriendo la puerta que su padre había cerrado al entrar.
Jareth mostraba una expresión imperturbable en el rostro, fría, la cual ella conocía muy bien; sin embargo, en esta ocasión era diferente. Porque, si bien su rostro no mostraba emoción alguna, su mirada. Joder, su mirada era oscura y mostraba una furia que amenazaba con explotar a la más mínima oportunidad.
Christian Mars volteo a ver a su hijo con expresión de sorpresa, Como si apenas se enterara de que se encontraba a su espalda.
—Jareth, hijo. ¿Qué haces aquí?
Jareth llevó los dedos de su mano derecha hasta el tabique de su nariz. Era obvio que su padre sabía de su llegada desde el momento justo en el que él atravesó la puerta principal de la compañía, ya que quien lo vio llegar fue el secretario de su padre, quien de inmediato sacó su móvil para avisarle.
Y sin ir más lejos, había llegado justo en el instante en que su padre salía corriendo de su oficina y se metía en la de Claire.
—He venido a presentar también una propuesta para el concurso en el que ustedes van a participar— respondió con una sonrisa nada sincera, tanto a su padre como a su exmujer.
Si ella creía que no le haría pagar, esa cachetada que le había dado tras lo ocurrido en el baño durante la boda estaba equivocada.
Además, no era solo por eso que él estaba molesto, también lo estaba por la forma en que lo ignoro y le restregó lo bien que se llevaba con el insípido de su prometido, durante los días previos que duró la boda para los invitados.
— Espero que no les moleste, pero sería la mejor manera de que obtengamos ese proyecto. Si tanto la constructora americana, como la firma de arquitectos aquí en Inglaterra participan.
Christian Mars tenía que reconocer que no era una mala idea; sin embargo, la constructora americana no contaba con un buen arquitecto de renombre, no desde que el mismo Jareth dejar de ejercer como arquitecto y había preferido ser el que administrara las finanzas.
—Tienes sentido tu propuesta, pero no creo que ningún arquitecto de Art Life pueda competir contra nuestra estrella Claire aquí en Inglaterra.
Jareth volvió a ver a Claire a los ojos.
—¿Estás de acuerdo con lo que dice mi padre, Claire? ¿Supones que ningún arquitecto de Art life esté a tu altura?
Claire tenía suficiente con intentar no entrar en pánico al ver ahí a su exesposo. A esa hora los niños ya habían salido de la escuela y habían sido trasladados a la guardería de la empresa, donde hacían distintas actividades cada tarde.
Guardería que Claire hizo abrir para todos los empleados, asegurando la mayor calidad posible en ella y para demostrarlo sus hijos estuvieron allí hasta los tres años y más adelante por las tardes en su excelente programa de extraescolares.
La idea le surgió en el instante en que se dio cuenta de que necesitaba a sus hijos siempre cerca, si quería trabajar tranquila. Por lo que pensó que sería lo mismo para todos sus colaboradores, ya fueran madres o padres. No importaba, ella quería el concepto en la forma. "Que la familia era lo primero, y lo segundo más importante el trabajo."
Hacer la guardería le hizo ganar un premio a la empresa con mayor iniciativa en la conciliación entre trabajo y familia, durante tres años consecutivos.
Una gran idea le decían. Sin embargo, en este instante que tenía frente a ella al padre de sus hijos y quién era desconocedor de su existencia, le pareció la peor idea del mundo.
Una enorme cagada, por qué nada más verlos, cualquiera podía identificar lo mucho que su hija se parecía a ese hombre y su hijo a ella.
¿Pero por qué razón él pasaría por la guardería?