Voraz.
edo servirl
de la cuidad de Berlín. Con esto me refiero a los asquenazíes, específica y concretame
s, Can
a la familia de su obligación -las risas de mis compañeros no se h
alguna,
uier confrontación con ese tipo de humanos que gozan de aprovecharse del trabajo y el esfuerzo de todo un pueblo. Ya sabe a lo qu
Canci
o -la sonrisa que me lanza es acusadora y bastant
ez más me están pisoteando aun sabiend
los presentes puedan notar cuan molesto me encuentro por los
cabo de pronunciar-. Yo te juro Adolf Hitler, fuhrer y Canciller de Reich, fidelidad y valor.
mo-. Nos vamos a llevar bastante bien. Ya puede retirarse, sus
e dirijo el s
edo creer que en manos de este tipo este toda la
as personas indefensas que se en
alma me desnudo hasta quedar en ropa interior. Tengo deseos de ducharme antes de colocarme el uniform
turmbannfuherr irrumpió en mi
é qu
espondías a un camarada-su ri
avor -no quiero ponerle atención ya que la mayorí
burrido,
o me re
señalo la puerta c
coloco el seguro -. No sé qué tienes y la verdad no me importa -comenzó a aproximarse a mí
e poseerme -erguí mi c
sa forma tan particular que tienes de hablar solo debe de ser po
No te lo volveré a pedi
s y eso no me gusta -son
e años atrás tuve un accidente al caer de un caballo. Intento clavarme la navaja en medio del abdomen, afo
s ojos estaban perdi
rsas heridas que comenzaron a sangrar. Sus quejidos se escuchaban bastante dolorosos. Nueva
inmovilizarlo. Un punzante dolor se depositó en mi abdomen bajo, la navaja estaba en mi interior
os. Su cuerpo estaba caliente cuando
ara esto, pero me te
ber asesinado a uno de mis compañeros o peor aún, me enviarían a la horca. Muy probablemente, si podía escapar, tendría que hacerlo demasiado rápido
perdería todo lo que he log
problema para mi vida. Mi mente giraba en todas direcciones, pero
imaginar aquello que se estaba maquinando dentro de mí. Levante el cuerpo de mi "compañero" y
larme frente a él y comenzar
ás de trece horas usurpando un cuerpo. Devorando y co
eza. Con cautela salí de mi habitación, el pasillo estaba completamente vacío, aproveché para tomar un vehículo cercano
los rayos del sol estaban comenzando a salir por el horizonte. Cuando
tierra y me recargue en la cruz de metal
e para después levantar el rostro y mirar mis manos -, lo disfrute tanto-ya no se ni lo que estoy diciendo -. Cyrille François Leroy, te convertiste en el monstro que tanto intentabas contener -la mandíbula me duele de tanto presionarla con alevosía -. Una maldita bestia que no podrá mantenerse saciada con el crimen que acaba de c
perfectamente que no puedo ocultar esto que me carcome el interior.
rir, no aun, quiero disfrutar de aquellos que caminan y que viven. Disfrutar de lo que ocultan tras u