Andrew Reed
rew
isfrutando del ardor del alcohol mientras rueda por mi garganta hasta ocupar su lugar en el hueco de mi estómago. Con el ho
e importa. El contenido de las cartas que he revisado brevemente vuelve a mí; las pal
equeño cuerpo de Cassie está a
nocente, despertando los instintos protectores del exsoldado en mí. Su torso se levanta suavemente
las cartas muestran la exasperación de su autor, el tono es cada
ue intenta atraparla, es
n reales, pero ¿quién podría adivinar los códigos bajo los que se esconde mi gran equipo de mercenarios? Hunter se ha asegurado de
mbres del saco con habilidad p
uentro el conta
no va a estar contento, pero no me importa. Lo único que me importa ahora es mantener a la chica
mi colega, resuena a
o de la mañana
amable -digo
s palabras anteriores. Un gemido femenino resuena en mi oído. Vuelvo a escuchar una sonrisa burlona.
ito tu
ríe al otro lad
cesitas, amor.
y rabia asola los delicados rasgos de su seductor rostro. Es demasiado hermosa. Sin perder un segundo, me coloco a su lado, y murmullos tranquilizadores salen de mis labios,
tus dulces pa
n largo
res un bastardo para mí. Este imbécil
ón correcto. Puede que Markus sea un cabrón con doctorado en la materia, pero si uno de nuestros trabajos implica a una mujer
Qu
sé, un bas
alerta, y un enrojecimiento que colorea sus mejillas. La tela se ha deslizado por sus firmes muslos mientras dormía y uno de ellos está completament
ra los lados de su bata sin
ra ayudarla. Pasa un minuto antes de que se levante de nuevo, con el cabello castaño revuelto.
nto me hormiguea en la nuca. Esta historia
biado el albornoz por una falda lápiz y una blusa blanca. La vestimenta, aunque sencilla, defiende la forma de cada una de su
piensas
eza, con las c
bajo, S
ar una ris
s a ha
su redondo y firme trasero mientras se inclina con gracia. Con los hombros echados hacia atrás
golpes me derriben, Reed. Depende
otra arma en la funda que cuelga sobre mis costillas. Entonces, sin prest
cond
--
á entre es
bro constituido de Relatos eróticos de BDSM, si desea