unji
do di
a mamá y a Sun, pero papá desistió del viaje. No estoy seguro de lo que pasó,
fácil. Te voy a contar la h
e levanté definitivamente y miré hacia atrás, buscando la causa, y un niño corrió hacia mí. Bueno, debo confesar que era un poco lindo,
a lanzarla y se la extendí al
ta tus manos
que no me pidió disculpas por lastimar
s gro
niño cayó hacia delante y su pelota rodó por la hierba, chocando con un rosal lleno de espinas
me, pero ese chi
r mucho miedo de la chica que se nos acercó. Se giró hacia mí y me levantó, pasando su
la golpeó
con la pelota y
erías estar en mi
voz muy fina, lo que hizo reír al c
de él. - Está loca, mamá. - El chico
la tierra. - Señalé hacia abajo, y l
isculpas
por la hierba con expresión intrig
o, p
los dos comenzaron a hablar. En poco tiempo,
e echó el pelo hacia atrás. La niña miró a Jongsu, como si quisiera pele
reguntó el chico, quien se encogió de
apá con más
respondió y me
ienes una heladería y Eunji me pidió que se la compr
apá, y
- El chico, Jongsuie, analizó
ra que Jongsuie comprara el helado. Sonrió y contó el dinero. Pare
Giró los pies pa
se volvió hacia mí. Parte de su alegría habí
rcambiamos una mirada de desafío y enfado, y de camino a casa papá me dijo que nos quedaríamos en
r a este chico, Jongsu, de nuevo.
*
os
enterio y me
oyé una carpeta publicitaria que recibí antes cuando nos detuvimos en un semáforo en el centro de Juggi, y suspiré en el punto álgido de mi fatiga psicológ
lugar por el mismo camino de terracería que siempre he caminado toda mi vida. No me siento en casa, esta no es mi casa. Yo no pertenezco aquí. Parece una
pero la Sra. Yoon todavía está con una mano en
descontento por todo lo demás. - ¡Vaya, son muchas bolsas! - Exclama, y baja hacia mí,
e. Sehun me ayuda con las bolsas, ¿no? - Se
pide al chofer, quien la obedece al instante, y entiendo que está cansado. La señorita Yoon baja corriendo
a y, en su lugar, aparece la figura de
a, caminando hacia la puerta de la casa, perezosamente. Hay ese aire de arrogancia y sarcasmo en tu forma de caminar y mirarme. Atraviesa las puerta
a verlo nunca más, y aho
uel de
todas mis maletas sin dificultad y vuelve a subir las escaleras. - ¿Quien murió
rirá gente aquí. - Retiro el trozo de zanahoria y lo sigo
blanco. ¿Este dí