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Vientre de alkiler

Capítulo 2 Un sueño

Palabras:2620    |    Actualizado en: 29/01/2021

mente tímida. Se ruborizaba cuando alguien le hacía algún cumplido, cosa que le daba mucha vergüenza. Cuando se mudó de su ciudad natal a la capital, que era 50 veces más grande, se sinti

a siendo objetiva. Aquella gestación subrogada podría ser exactamente lo que necesitaba en ese momento de su vida. Entonces, ¿qué iba a decidir? *** Cara fue conducida al íntimo y sumamente elegante comedor donde Liam la estaba esperando. Desde que se enteró de que había regresado y que cenaría con él, estaba con el alma en vilo. Se sorprendió cuando su ayudante apareció en la habitación unas horas antes para entregarle ropa. Cara reconoció que entre su escaso vestuario no había nada elegante para una cena de postín con un millonario, y le conmovió lo considerado que podía llegar a ser Liam. Aunque ni por un momento se le ocurrió pensar que era un santo. Tenía toda la pinta de ser un chico malo, y Cara sabía de sobra que no debía hacerse ilusiones en cuanto a la clase de hombre que era. Sólo por querer un bebé no dejaba de ser el despiadado magnate que todos conocían. Pero cuando entró al comedor y lo vio, sintió una extraña sacudida en el estómago. Liam la miró, y sus ojos verdes parecieron estrecharse y resplandecer. Algo ocurrió entre ambos, trocando tiempo y espacio, y Cara sintió que temblaban los cimientos... trasladándola a una época antigua en la que los hombres veían a las mujeres como trofeos esperando a ser reclamados y a ser lanzadas sobre sus hombros. Por una fracción de segundo, se imaginó cómo sería ser reclamada por un hombre como Liam Shane; ser poseída por él. Se quedó sin aliento. De entre todas las tonterías que había pensado desde que se conocieron, aquella era la más peligrosa e indecente. *** De delicado rostro ovalado, figura esbelta y voluptuosa, y cabello castaño recogido... la acompañante de Liam vestía un bonito y femenino vestido beige con falda con vuelo por encima de la rodilla. Preciosa. Liam no esperaba que le gustara tanto con él puesto, complacido de haberlo elegido. Aunque no podía decir que era un experto en mujeres, sabía alguna que otra cosa, y para él, Cara le hacía justicia al conjunto. Le hizo recordar lo bella que era incluso cuando no se esforzaba. ¿Por qué encontraba aquello tan atractivo? Eh, tío, para un poco, pensó Liam. Se levantó cuando Cara llegó a la mesa y la ayudó galantemente con la silla. -Estás muy guapa- dijo, y le pareció que ella se estremecía. ¿Era el vestido demasiado liviano? ¿Tendría frío? Había elegido el comedor pequeño en vez de una de las numerosas y elegantes salas, pensando que estaría más cómoda. -¿Va todo bien?- le preguntó, sosteniendo su mirada mientras ella tomaba asiento. Cara sonrió de repente, y aquella deslumbrante blancura en contraste con su tez bronceada, junto a la forma en que sus hermosos ojos color avellana se iluminaron, hizo que Liam volviera a sorprenderse a sí mismo pensando en lo atractiva que era. Nunca había conocido a nadie como Cara. -Un poco nerviosa- contestó ella con aquella cándida sonrisa, haciendo que Liam sintiera ganas de sonreír también. -No estés nerviosa. Gina es una extraordinaria cocinera; de hecho, es una famosa chef personal- explicó Liam, que se sorprendió a sí mismo bromeando y haciendo ver como si Cara estuviera preocupada por la comida. Sabía que no era así, y que tenía que ver con su decisión respecto a la subrogación. Liam ansiaba saber su respuesta, pero antes quería tranquilizarla. -Relájate- añadió. - Disfruta de la comida. Los negocios y todo lo demás, vendrán después. -De acuerdo- dijo Cara, que encontró gracioso que Liam pensara que estaba nerviosa por el tema de la subrogación. ¿No sabía que provocaba un efecto de lo más intenso en las mujeres? ¿Y que posiblemente las dejaba sin aliento y acarameladas como le estaba pasando a ella en aquel momento? Era la forma en que su ágil y prominente figura de anchos hombros se veía con aquel traje, y el impecable aspecto de su camisa y corbata. El brillo de una piel acariciada por el sol y su magnífica barba, hicieron que Cara deseara deslizar los dedos por su rostro. Sabía que no debía tener pensamientos sexuales sobre Liam. Nunca podría haber nada entre ellos, sobre todo si decidía ser su vientre de alquiler. Esperaba que fuera una fase pasajera, y que si aceptaba su proposición se sentiría cómoda con la idea de gestar a su hijo y se centraría solamente en eso. La cena fue una delicia. Cara disfrutó de cada bocado de la mejor cocina que había probado jamás. Liam le informó de que Gina siempre estaba disponible para preparar su

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