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Los esposos de la reina

Capítulo 4 El deber de un esposo

Palabras:3506    |    Actualizado en: 29/12/2022

tes que sentían simpatía por los príncipes, ella supo que un soldado quiso arremeter contra sus esposos, valiéndose de una reciente

poso es muy débil, no podrá contra ese soldado”, por lo q

n, lo primero qu

podría derribar a Brett? ¡Pero si es el más fue

¡Le habría derribado a ese intrép

Brett, acercándose a la reina – no dañé ning

aranjo y arrancó de ahí una fruta – puedes tocar las plantas que qu

s sentía que sus mejillas se coloreaban. Luego, un par de guardias

í por tres días como castigo por intentar

ron esa orden, sin da

e dirigió a los c

avor, avísenme con antelación si el agresor requiere de un castigo severo en caso de que

r – la avisaremos para que se encargu

es gustaría pasar un tiempito más con los invitados? Mañana comenzaremos con la distribución de sus dormitorios y

, señ

o ubicaba a muchos de ellos, por lo que supuso que, al cambiar de mando, también se reemplazó a gran parte del personal. La mayoría se re

dola la verdadera reina del Sur. Aun así, prefiere vivir una vida austera, lejos de los lujos y la vida protoc

Brett se fijaba en los sirvie

uscar aliado

aje por el palacio. Y sin embargo uno de ellos intentó agredirnos valiéndose de una vieja norma interna... y nuestra ignorancia. A pesar de sus intenciones, no po

eeré las letras pequeñas para tener con qué sostenernos en cas

contigo

a unos cuantos kilómetros del palacio. Como la ruta que conectaba la ciudad con el palacio real estaba asfaltada, el trayecto duraba unas pocas horas. Y los visitantes podían d

arse por la Capital por un tiempo para asegurarse de que estuvieran bien, a la par que quería pasa

al reina Panambi y la duquesa Dulce quien, hace poco, le cedieron unos terrenos para que las gestionara como su prime

qué es

forma directa, sino que hacen que los propio

Ahora que están casados con la reina, deberán ser ellos quienes se encar

cada duque, encargarse

o de partir, Rhiaim le comentó a Brett sobre lo que co

esto. Por cierto, ¿quién es esa

Sofía. Seguro qu

te, Brett hizo una mueca extraña – e

– intervino Eber - ¿

esposo – Brett acen

l caballero del Oeste con qui

z alta! O nuestra esposa pensará que no pod

está bien. N

visó directamente para que se encargara de los más pequeños en su ausencia. Sin embargo, sabía que ese

avisarme. Recuerden, en

cargaré de las comunicaciones como el her

un túnel de árboles, dando así una espectacular vista para aquellos que deseaban visitar a la reina. Brett recordó que le habían contado

s protocolares y reuniones diplomáticas internacionales, se organizaban en una residencia especial con

tos negros, ya que era el uniforme oficial de la servidumbre. El mayordomo llevaba una corba

darse en sus habitaciones asignadas. Estas muchachas – continuó, señalando a las cuatro mujeres de negro – serán sus dama

ento – le dijo Brett – es

de Brett parecía ser una chica muy amable y cándida. El joven príncipe intuyó que ya tendría alguna

rincipal, se le enviará los mensajes urgentes en caso de que la reina se encuentre ocupada. También recibirá el desayuno en l

rigiéndole una pequeña sonrisa de amabilidad – aunque soy un príncipe, puedo bañarme y ve

í, si necesita algo, no dude

una mesa de escritorio, un par de sillas y un sillón, por si recibía alguna visita. El baño también era grande, co

ía – le dijo Brett

e, su alteza. Cualquier c

acercó a su ventana, la cual lindaba con los árboles del bosque. No tenía barrotes y era suficientemente grande como para poder salir de

da. Los jóvenes príncipes, en cambio, vestían conjuntos de camisas con pantalones de distintos colores cada uno. El único que portó una túnica fue Zlatan, ya que él estaba más acostumbrado

les haya gustado sus habitaciones. Pensé en respetar su privacidad proveyéndoles a ca

modas sillas de madera acolchada. La reina se sentó también y

decirles que les admiro el cómo han podido gestionar ese problema, casi sin la intervención de la anterior reina.

ndidos están portando armas de fuego y usan a l

lucionarlo solo, no acudió a la reina para ayuda extra

mayor sabía que las elecciones serían pronto, así es que no q

estionadas por los nobles y que, en su mayoría, están habitados por burgueses que poseen el suficiente poder adquisitivo para comprar propiedades. Sin embargo, esto no ha evitado que surjan los problemas de

o Rhiaim la noche anterior.

udear ante su nerviosismo. Cuando consiguió calmarse, continuó – la duquesa Sofía también tiene ese problema. Habló con mi hermano may

do nuestras etiquetas y podamos tener una relación más… informal. Y, por cierto, estaré armando los horarios para poder hacerles vis

esperarla, esposa querida – dijo Ebe

y una red criminal que atacan a los niños en distintos ducados, no solo el de nuest

algún enemigo del nuevo régimen que, por A o B motivo, buscaba desestabilizar el gobierno robándose a los

upa que surja esto y, por otro lado, me alegro haber tomado esta decisión de casarme con ustedes para crear un gobierno más fuerte y próspero en los próximos diez

tomando la iniciativa – y ver si tienen algo en común

uso Uziel – Puedo hacer ese trabajo. ¡Solo mírenme! ¡Soy tan pequeño que pu

ora eres esposo de la reina. No querrás que ella entre e

ándose de brazos - ¿Acaso, como esposos, no estamos destinados

que es algo riesgoso, será mejor buscar otras soluciones. Aunque sean mis esposos, no

nos encontremos – dijo Zlatan – lo interrogare

ción de su líder. Ni siquiera el príncipe Rhiaim pudo hacerles hablar tras someterlos a intensas torturas en los tiempos de las co

onrisa maquiavélica. Sus ojos se tornaron fríos, emanando un

os hijos de la reina

recorre nuestras ven

hacer hablar hasta a las

l infierno para hallar l

un día deciden rebelarse contra mí… ¡No! ¡Es muy precipitado! Mientras limite sus movimientos, no se atreverán a hacerme daño. Aún si se ca

y, al instante, los jóvenes v

til - ¿Y si recurrimos a las espías de tía Yehohanan para

ar a esos criminales – dijo Brett, también mostrando entusiasmo –

eguntó Zlatan, sorprendido po

y, esta vez, miró a la reina Panambi de forma gentil y continuó – y estoy seguro que nuestra querida

o Uziel, poniéndose de pie - ¡

hé de ti que eras revoltoso e impulsivo. No importa qué tan fuertes seas, igual puedes last

tencia. El muchacho de inmediato se calmó y volvió a sentarse, pero se mantu

aquí para pasar un momento agradable juntos. En cuanto a los menores… no se entretengan y regresen pronto

eniendo una expresión serena – me encargaré de

– y me comportaré como un digno príncipe. ¡Ya lo verán! ¡P

tt y a mí cumplir nuestros d

os la miraron, extrañados. Al

o de mí. Les prometo que, si se portan bien, tendrán su recompensa – ant

que le cautivó su gran carisma y personalidad. Aún con eso, estaba dispuesto a seguir en su papel de esposo y aprovechar

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1 Capítulo 1 El llamado de la nueva reina2 Capítulo 2 Una propuesta inusual3 Capítulo 3 El recuerdo de una promesa4 Capítulo 4 El deber de un esposo5 Capítulo 5 Las inseguridades del príncipe6 Capítulo 6 Una batalla patética7 Capítulo 7 La furia de la reina8 Capítulo 8 El hermano rebelde9 Capítulo 9 Los escoltas de los príncipes10 Capítulo 10 Los príncipes valientes11 Capítulo 11 El forastero misterioso12 Capítulo 12 La sangre no es agua13 Capítulo 13 El necesario cambio de escoltas14 Capítulo 14 El primer flechazo15 Capítulo 15 Corazones confundidos16 Capítulo 16 Secreto de estado17 Capítulo 17 La primera noche con la reina18 Capítulo 18 El atractivo del príncipe de los lentes19 Capítulo 19 La mujer de los dulces20 Capítulo 20 El oficial malhumorado 21 Capítulo 21 Amor no correspondido22 Capítulo 22 La naturaleza de los hombres23 Capítulo 23 El cuidado de una esposa24 Capítulo 24 La cueva de los horrores25 Capítulo 25 El hombre de la bata blanca26 Capítulo 26 Denunciando a la reina27 Capítulo 27 El ritual de sangre28 Capítulo 28 Siempre hay una primera vez29 Capítulo 29 Una incómoda conferencia30 Capítulo 30 El paraíso de las mujeres31 Capítulo 31 El esposo bueno32 Capítulo 32 La belleza de la reina33 Capítulo 33 Una relación incómoda34 Capítulo 34 El esposo revoltoso35 Capítulo 35 El misterio de la eterna juventud36 Capítulo 36 La frustración de los príncipes37 Capítulo 37 El deber de un hermano mayor38 Capítulo 38 Aplazando el amor39 Capítulo 39 Encontrando al primer testigo40 Capítulo 40 La espía es delatada41 Capítulo 41 El príncipe enamorado42 Capítulo 42 Un duro castigo43 Capítulo 43 La herencia genética familiar44 Capítulo 44 La confesión de la reina45 Capítulo 45 El poder detrás del poder46 Capítulo 46 Aclarando el malentendido47 Capítulo 47 La llegada de los duques48 Capítulo 48 Una nueva revelación49 Capítulo 49 Resistiendo en el infierno50 Capítulo 50 El gen de la inmortalidad51 Capítulo 51 Un negocio turbio52 Capítulo 52 Llegando al meollo del asunto53 Capítulo 53 Que se encarguen los mayores54 Capítulo 54 Los niños están en peligro55 Capítulo 55 La determinación del príncipe56 Capítulo 56 Trabajando en equipo57 Capítulo 57 Una utopía distópica58 Capítulo 58 Un rescate exitoso59 Capítulo 59 El amor está en el aire60 Capítulo 60 Y vivieron felices los tres