Una madre para mis hijos, una esposa para mí.
s de mucha felicidad no faltaron y las mujeres deseaban hacer amistad con S
satélites, estaban felices de tenerla en
s muy linda—
rmoso, Tú también eres
o Amira señalando con el dedo—
edo, es inapropiado;— dijo Sylvia—¿el t
mucho— dijo la niña— me e
cuando vaya a la escuela, les mostraré a mis a
niña— y tendré muchos amigos, también
tesoros hermos
sto que mi papá te die
ndió?— pregu
vio tan lindo—
mamá desean, que sus niños est
u padre quién tomó a Silvia por
comedor para servir
má de la mano p
o de él, Farid tomó la mano de Silvia, y Amira
tener a un papá y una ma
toy feliz de tenerte a t
e las besó y luego tomó la mano de Silvia y tamb
empre, mamá y yo los amamos, y som
e se amarán, y nos cuida
de compartir ese momento, todos volvieron a sus hogares; ese día había sido algo
cantarles una canción que aprendió en el orfanato, empezaron a cerrar sus párpados se y quedaro
dos salieron hasta la habi
voz muy her
lla— me gusta can
inados conti
a que me ayudes a criar a mis hijos, co
para iniciar el viaje hacia América del Norte, Sylvia, sentía una sensación d
allí viajaron todos, aún los empleados con la familia; a las 11 de la noc
n directamente a dormir, estaban muy agotados no solo por e
entonces recordar que estaba en otro continente y en otra casa, sintió el peso d
la cama, y pudo ver cuán largo era su esposo, tenía la estatura, como de un metro ochenta y nue
ta de baño, vió que él aún seguía durmiendo, así que no decidió a
se hizo el dormido, cuando salió y vio como ella, creyendo que él dor
le miro en la parte trasera, era una mujer muy deseable, tenía líneas
donde él estaba, él cerró inmediatamente los ojos y se hizo el d
s de de
somnolencia disi
as— dijo b
ada verdad?—
?— preguntó haciéndo
vídalo— Sus
pararse un buen desayuno, estaba muerta del hambre, esa noche
empleadas ya lista
o para tomar una ducha, pensaba: "Sylvia es muy bella, esa mujer era su esposa,
Sylvia, se sentía hambriento, llegó y le hizo compañía
sfrutando de la com
la casa de
ido,— dijo Hafid— iremos a visitar a mi madre, quiero que estés relajada, actúa tan na
dijo Sylvia— nunca había sido la esposa de
do muy bien — dijo Hafid— no tenga