Caminos encontrados
os a
crutinio del señor Aco
o, acristalada del suelo al techo, desde la que tenÃa una amplia panorámica de Bremen. Una inmensa y costosa alfombra cubrÃa el
el mandamás. PodÃa haber hecho una entrevista con el personal de Recursos Humanos, pero su difunta madre en u
uerpo de la joven-. El cabello rojizo y largo, sus mismos ojos violeta oscuro, su nariz, s
Acosta -le pidió-. Mi padre decÃa que nos habÃan clonado -sonrió, tÃmid
ncy, su madre, le habÃa advertido que no debÃa
fijamente, lo que hacÃa que su aparen
zas a tutearme. Al fin y al cabo, somos familia, aunque nunca nos hayamos v
asin
llecieron tus padres
eses -le informó
ta-. ¿Y nadie me lo ha comu
su silla, al otro lado
re llevaban sin hablarse desde antes
nte para no informarme de la mu
nerviosa, sin poder evitar que le temblase la voz-. Mi madre me dejó una carta en la que decÃa que debÃa acudir a usted si las cosas se ponÃan difÃciles para mÃ. Ella sabÃa que su final estaba cerca. El cáncer avanzaba a pa
n el tono de la joven y se r
estás trata
o -se disculpó Isa,
. -Le sonrió con complicidad, aunque ella no pudo verlo porque tenÃa
asintió
iles están las co
speó antes
viene no pago el alqui
ido a pedirme dine
a mirada y sus ojos se diri
uras para acabar la carrera, pero pienso esforzarme para terminarla. Si trabajo por el dÃ
ferente era su sobr
o habÃa terminado sus estudios y a sus ventisiete años era conocido p
nstagram o su canal de YouTube. Tampoco habÃa terminado sus estudios y se pasaba el dÃa
rabajar en la cafeterÃa de la empresa como c
Isa -la riñó Aco
e sonrió ella con
interrumpi
a punto de jubilarse. Ocuparás su puesto cuando lo
sorpr
sto de mucha responsabilidad. No es
ido antes de iniciar aquella conversación-. Estudias Administración y Dirección de Empresas, ¿no? Pues te vendrán bien los conocimientos que puedas adquirir de Margaret. Mi
stro afable de ojos marrones, barba cuidada y pelo cano. Era alto y corpulento. A Isa le recordó a su padre y la te
s, seño
a vez
dón -se di
esa-. Como ya es la hora de almorzar, tú y yo nos vamos a ir a un restaurante que conozco, c
de la carrera, pero aún faltaba para los exámenes, asà que se dijo que por qué no. IrÃa con su tÃo -le costaba llamarlo asÃ,
De acuerdo
e pusiero
mucho más a tu madre? Es como si la
-
la autopista, cruzando el puente sobre el rÃo, en dir
estado retozando toda la noche. OlÃa a sexo y a perfume de mujer por todos los costado
que no estaba permitido estacionar allÃ. Dexter hizo caso omiso y se despidió del agente con un gesto de la mano, dándole a en
, anduvo por la alfombra de principios del siglo xx hasta la habitación de Camilla. Tocó
de menta que le sentaba como un guante,
llera -le ordenó
rándole la espalda, y
ue me prometiste? -
paso el vÃdeo que he grabado con el móvil al de prepago que tienes para cometer tus fechorÃas y se lo envÃas al inocente de
y puso las manos e
y se las apretó igual que harÃa la tÃpica abuelita pes
or no hacer mención de su vehÃculo. Si se lo recordaba, Camilla se empeñarÃa
manos de su hermana. No le gustaba
costados y se giró para mirarse
tal
e -le dijo Dexter, caminando haci
óvil y empezó a
dirigió a su habitación par
encima de la cama, ya vendrÃa la sirvienta a recogerlas y llevarlas a la
puso a ver de nuevo el
s empezaron a tirar de la sábana para revelar su cuerpo. Esas mismas manos le abrieron las piernas y comenzaron a tocarla. Cuando llegaron a la unión entre sus muslos, insertó un ded
alcanzar el orgasmo, él la alzó y, dándole la vuelta, la puso a cuatro patas. La penetró profund
s pectorales tatuados tampoco. Solo se apreciaban sus manos, su estómag
dar el cuarto de baño, por lo que le envió