Señor mio
crada, lavo mi cara con abundante agua y luego la seco, q
es el hombre más hermoso que he visto, es un chico sexy ya la vez ma
mis pensamientos que no
rdad sara me cae mal, nada más por el simple hecho
mientras abro la
co sucio, aún tengo mis pies descalzos ya decÃa el porque sent
nteresada en como me veo, ahora lo que impo
ñal, tomo un suspiro y con cuidado me asomó para verifi
mi mano para tomar la manija, la giro y está abierta, de
la mansión por fuera es espectacular, los leones de monum
s de mi, miro de izquierda a derecha y no
ado, no tengo llaves ni nada, lo único que me tocarÃa será treparlas, per
rar una manera para poder irme, pero la voz de Y
n, no sé cómo lo hizo, pero jamás lo vÃ, mis ojos se abrier
o tengo la mirada cla
el arma–solo estaba
sunto se arregl
a estás li
estaba buscá
rte media vuelta?–hace
regunto, no sé q
n silbido cuando ve mi trasero–¿Te han dicho que tienes
e el portón y luego entra, veo como da leves pasos par
ojos se cristalizan y eso me intimi
puedo estar con tigo–el apr
nto te enamorarás de mi, y vamos a ha
tar juntos, tu eres una mala persona, y si estamo
que no retiraré lo dicho y el de enoja–Eres muy grosera–m
o, me estoy ahogando,
jaré, no me dejaré vencer de esta idiota, llevo mis ma
o fue un rasguño, pero este acto hizo que el me
ón abierto cuando entró. corro por las hiervas que adornanas afueras de la mansión, puedo es
do la pelea, me encuentro con una escolta en la sa
arma en sus manos, ahora que lo miro más de
aba cerrado, tengo que pensar en algo productivo. bueno usare una distraccion
su funcionalidad y para mi suerte el guardia se acerco al
go del escondite, log
á oculta, claro estamos hablando del narco más r
el frÃo de la brisa toca mi piel. corro
os de
eo que me he hecho una vejiga, pero eso no es excusa para dej