Mi esposo es un millonario.
e
me estiro y luego de bostezar, un preocupante bulto
tiéndome aún más imbécil de lo que normalmente soy. Expulso una cantidad exagerada de aire por mi nariz, me sie
to exótico y redondo. Una melena de extraño color naranja natural se expande por su espalda y parte de la almohada que se
cer disfruté... Disfrutamos. Jadeos, quejidos, palabras sucias y gemidos mezclados es lo que más recuerdo. Me levanto de la cama y camino de un lado a ot
r aquÃ, y yo no d
os dientes perfectos relucen y me fijo
desesperada inquietud. Lame sus labios, desde mi posición puedo ver el deseo que recorre sus ojos y los provocativos gestos que hace con su boca.
mientras t
ashbacks a medida que el sile
olver a hacerlo, y estoy a punto de defraudarme a mà mismo p
be irse,
palmeo uno de sus hom
Con una de sus manos aparta su melena y una mirada perdida contacta conmigo. Llevo mis manos a
que te vay
tir sonido alguno, comienza a r
s demás que han pasado por aquÃ, me agrederÃa fÃsicamente con cachetadas y empujones, mÃnimo que usarÃa la defensa verbal. Pero no, la ausencia de cualquiera de
ace presencia-, no e
r volteándome pero freno mis palabras al enc
s se deleitan de principio a fin, sin exc
tido y sus bragas. Aprovecho la ocasión para admirar su figura trasera, tan e
lo ocurrido con semejante mujer, no será hasta dentro de unas horas que recordaré todo. Y debo tener claro que, si lo que a mà conciencia llega fue demasiado bueno,
e en boxer me dirijo a la cocina en busca de algo para beber, saco una jarra de jugo y la sirvo en un vaso. Por suerte he de
onozco, y si no objetó ante mi comportamiento, posiblemente esté acostumbrada a ello. No la volver
*
marfil, c
oris asiente para luego retirarse contone
el proyecto, que conste que aún no llega Derek, y usted sabe que
pulsera-, quince minutos, un minuto más y las co
er
o y asiente reti
sonalidad desconfiada y meticulosidad casi extrema, justo lo que necesito a mi lado mientras estoy en la CompañÃa de comerci
acho -me comunica uno de los camarógrafos y tras precisar pe
mi llegada se levanta y ya frente a él estrechamos nuestras manos. Tomo as
ca e intercambiamos miradas, la mÃa
iezo, ansioso por s
s firmas -me dice extendiéndom
ontesto y oje
l acápite que lo amerita y justo al final, plasm
ometa, pero... ¿Estás segur
pso de segundos. Y la verdad, nunca tomo una de
-respondo, agarrando el puente de
Y otra cosa ¿la conoce? -cuestiona y a
dÃa de la ceremonia. -Me encojo de hombro
tros papeles-. Este de aquà es una copia, la guardaré en caso
cuestiono, tengo asuntos pendie
llamo para el
mi estado y se marcha para no incomodarme más, lo cual agradezco. Cierro los ojos e intentando dejar de pensar en
e susurro al oÃdo, teniéndola de espaldas,
de su curvilÃneo cuerpo, su cintura se ve más
ro su cabello, haciéndola emitir un inte
mismo tiempo que entro en
siente t
chilla y exclama sin
erdón asÃ, inclinada para mÃ
me a lo que realmente deseo, que no es más que
os están matando a ambos, pero deseo con
erdona
motea, meneándose
mir más fuerte. Atrapo uno de sus pechos c
etorciéndote, no alcanzarás el placer que has veni
rdono, solo fóll
dejo de pens