La esposa del Hades
taba de Amelia, la misma que había sido obligada
un infierno, pero había sido todo lo contrario. Dominick había cumplido su palabra, él había
a princesa, le había obsequiado joyas, autos y viajes e incluso le habia quitado a su padre la custodia de su hermana menor y ella ahor
a de Dominick, el hombre al que estaba unida de por vida. Ella se había dad
ba una imagen, pero no una creada por una empresa publicitaria o incluso por una actriz, Dominick necesitaba de una mujer, de su sonrisa y también de sus sospechas, Amelia se había convertido en su administrado
que le otorgaba portar el apellido Sallow y por supuesto no estaba dispuesta a renunciar a todo, no solo por su propio beneficio sino
a ver las burbujas de champaña y celebro con cierta melancolía porque frente a ella no
ban mientras Amelia le daba un informe detallado de los eventos a los que había asistido y con quien se había relacionado y luego él se encerraba en e
o, se había preguntado que era lo que él hacia a
el sótano era una bodega en la cual se almacenaba el vino de coleccion del señor Sallow, así como madera para el invierno y algunos suministros para la cocina. Ella podía ir ahí si
proporcionaba un poco de calor, bebió todo el contenido de su copa y la dejo sobre una mesa donde se encontraba un ramo de rosas, de hecho, ese no
tenía tiempo para esas tonterias, después de todo no estaban enam
es de Epping, lejos de la civilización, donde los ricos podían vivir una cómoda vida sin ser juzgados
ndía a dejarla sin luz cuando mas necesitaba distraerse, como por ejemplo en ese momento, se sentia un tanto deprimida, pero no sabia
que su mentira tuviese fundamentos en que basarse, pero mientras observaba a la distancia vio un par de luces que se aproximaban hacia la casa, era un auto, se extraño ya que faltaban quince días mas para que Do
bligo y en el, un percing que se había hecho por simple rebeldía cuando vivía con su padre, y unicamente sus bragas, eran azule
, la encendió y la tomo con cuidado para salir de la habitación, necesitaba un poco de luz para i
imposible que se tomara el tiempo para celebrar esa fecha, mientras más se acercaba el día, Amelia había imaginado que al igual que su cumpleaños, que
sentimientos encontrados que solia tener al pensar en Dominick eran porque se sentía vacía, algo faltaba en
no la amaba y quizás lo que ella sentía por él era solo su necesidad de tener un poco de atención o al menos un poco de sexo, cuanto lo extrañaba y com
los castaño, luego aflojo un poco las cintas de la bata, esperando que estas se fuesen soltando solas hasta desatarse por comp
inick, cada vez que él venia, ella trataba de lucir espectacular, sexi e incluso elegante, pero nada d
mandose, llevaba un candelero de tres velas, ella tenia puesto una pijama digna
s que su esposo, por lo que se aproximo a ella, pero antes de que pudiera abrir los labios para
o era usual que el señor Sallow hiciera una entrada como esa, pero ya que no disponian de energia debido
era demasiado tarde, aquel sujeto la empujo con fuerza y posteriormente la ataco con un cuchillo pequeño, la navaja le c
le hubiese gustado, hubiese huido de haber tenido la fuerza en sus piernas, gritar si podia para alertar a
frió, por un momento recordó la noche en que había conocido a su esposo, recordó la se
s para dar su declaración una vez que lograran contactar a la policía. No entendía que había pa
cintas de su bata finalmente perdieron fuerza y dejaron ver sus piernas. Amelia se sintió expuesta cuando el hombre inclino la mirada hacia sus bragas, se arrepint
ez podría tener una oportunidad de escapar si tan solo perdia un poco de fuerza en su agarre, solo necesitaba un segundo, era rápida y ágil por lo que seria fácil, había objetos por doquier q
con evidente nerviosi
rojandola hacia el pasillo oscu
r el primer peldaño hacia un abismo oscuro y aunque sabia que estaba en pel
mano al tocar la pared y el de sus pies al bajar cada peldaño, pronto
es, las cuales tenian un extraño color grisaceo, como si estuviese humedo. Ella se extraño, se suponia que no habia electricidad o al menos alla arriba en la mansion no la habia, suposo que ta
rla a verlo, pero ya que ella jamas habia bajado aquel sitio, no supo hacer nada ma
jo con evident
e Amelia chocaba contra el frio muro, un ruido llamo su atencion, se escuchaba igual que un par de susurros femenino
sonido, por lo que dejo a Amelia en
sidad por saber de que se trataba, asi que dejo a un lado razonamiento y camino lentamente a un par de metros del hombre. Esos susurros los guiaron hacia una habitacion llena de vinos, pero al topar con la pared, esta tenia un sello grabado s
lia escucho algo parecido a una risa, quizas un gemido alegre, no sabia con certeza, pero lo que si podia suponer es que aquel hombre estaba complacido p
sco antiguo oxidado, pero una vez en sus manos, él sintio que el hierro de alguna forma se habia adherido a su piel, no podia quitarselo, era como si alguien le hubiese puesto pegamento industrial muy poderoso, pero muy pronto un e
cuando en la piel del hombre comenzaron a brotar ampollas que explotaban y dejaban expuestas el color rojizo de sus musculos. Era como una combu
e un extraño femonemo que Amelia no se podia explicar. Lo unico que hizo, fue correr y g