Diosa de la Muerte
ico, amoroso, encantador; pasábamos casi todas las noche juntos y aunque a penas conocÃa nad
lgo del baño envuelta en una toalla, sé que tiene razón, deberÃa hablar con mi madre, pero no me apetece hacerlo ahora
cansa no t
no vuelve a sonar, lo ignoró, pero cuando voy a abrir la puerta de la casa para salir me encuentro
a mi comentario y toma asiento cruza
o de polÃtico en campaña que la acompaña siempre - vine a ver a mi
ufo cruzandome de brazos, -sulta lo qu
ende que o sepa, siempre a tenido gente siguiéndome y sabe todos mis
ño sin verme y es lo primero que dices, co
el mundo a elegir con quien te juntas y él no está per
ne de pie y me desafÃa con la mirada, de niña od
te alejas de él me aseguraré de meterlo tras las rejas en un hoyo tan profundo donde nunca más volverá a ver la luz del sol. - un escalofrÃo me recorre, le creo, ella es capaz de eso y de mucho más - no pienses ni por un segundo que voy a permitir que mi hija se esté revolcando con un delincuente. - y ahà estaba la verdad, no le interesaba mi seguridad, solo se estaba tratando de proteger ell
enÃa que ver a Stefano, necesitábamos hablar, respire profundo, me llene de valor y salà para su apar
pasó? ¿E
y me habló de ti. - la copa que sostenÃa entre sus m
pessa, no querÃa q
s cierto, eres el
eña deja que
ás conmigo, y no me importaba nada más, pero mi madre me dijo que no eres un simple mafioso y te está amenazando con capturate si no me alejo de ti y yo no quiero problemas, si me quedo contigo sé cómo ustedes resolverán las cosas y aunque sea
ometo que no le haré daño a tu madre, pero ella tampoco t
d - pregun
s mucho más, gracias por aceptarme como soy. Prometo
vista de todos nadie podÃa ver. Me volvà su novia, su hembra, me gustaba el respeto que me tenÃan, fui a reuniones, escuché planes conocà a todos los mafiosos importantes. Stefano me enseñó a disparar a