Si jugamos con fuego
i
dientes a todos los cocineros, camareros y el personal de limpieza que debía estar preparado en cuan
arse cuando les dio la espalda. Entre las
llozó sin atrevers
ía acusarla de cualquier cosa y la amenazaba con dejarla, pero con Abi habían descubierto que solo er
—dijo Abi a
ingió no darse cuenta de su enojo
lguien… alguien más… más… —Se
lara, ¡por Dios santo! Eres una mujer hermosa y tienes un cuerpazo por el que muchas matar
sus atributos con un pesar fingido, puesto que el haber logrado pagarse la operación sin usa
mbres solteros hab
respondió
n a reír por los recuerdos, cuando Clara les confesó que en su primera vez con él se contuvo par
Abi ahogada
ría con su maletita milagrosa llena de productos de belleza—. Te dije que te verías bi
. Siento frío
ue alguien t
mentario de Clara y soltó si
noche las tres
o está muuuy bi
me van a ayudar en el negocio..., cuando se sirvan las bebidas a meú? Y, ¿qué has hecho con nues
más que un mini Augusto —respondió alzando el
o a pesar del maquillaje y sonrió cuando las otras dos aplaudieron, felices
as copas llenas. Ya le dolía la cara por sonreír tanto y agradecía al
seras, porque ya había conocido suficientes como para no querer eso en toda un
e pudiese reunir lo suficiente para poder vivir sola y luego pagar por ir a ese curso extremo que tanto deseab
con Clara, pero cuando iba dispuesta a darle una patada en las bolas, vi
se creer lo que había sucedido. Ella tampoco se lo creía, pero ese podía ser el mejor indicio de que la v
ra. Le incomodaba la mirada de algunos hombres sobre su cuerpo y más de uno se le quedó viendo de manera d
n el mesero que les había prohibido toca
risa y la haló del brazo para esconde
rta. Seguro había algún promotor cerca y se quería l
lo —dijo agitándola por los hom
ban allí no le decían nada. Vio con detenimiento el trasero de uno, el único que no llevaba saco y que, en su lugar
ía escandalosamente tras ellas y osciló los ojos con aburrimiento—. Puedes ll
cha… Es que
elito, sin problema
N
rte ni un oral en condiciones, pero puede que sirvan para algo —
—dijo una voz a su espal
os sin poderse cre