Rito Enigma
daría la luz a la habitación. Su voz retumbó en las paredes. El ancia
. El anciano desató el cadáver que él y su esposa habían encontrado después de tantas noches en las que asumieron otras identidades pa
uchos dulces de todos los colores, sabores y tamaños, un ser de completo azul hacía el reposo
para usted -uno de sus lacayos, un espíri
e chances a adivinar lo qué qui
oticia es grave, per
ntieron del daño que me hicieron? ¿Una de esas basuras de mi colegio se acordó de mí? ¿Consiguieron arreglar mi osito fa
eño Señor, encontraron su cuerpo humano
hayan encontrado tan fácil -su voz aniñada pintó de gris las nubes del l
vino en relevo de su compañero. -Me es preciso recordarle que su cuerpo puede ser
on en cuanto sintieron que se iban a quedar sin espacio para move
boca salieron sonidos de relámpagos.
s y tener dinero de sobra. Su cuerpo estaba enterrado en una tumba con su antiguo nombre en
mbre -con su voz dispersó un par de nubes. -Tien
ás joven -el espíritu naranja informó so
s estúpidos. A sus palabras le precedieron relámpagos que salieron de las nubes
atención y usted perder su puesto, apenas es un Milnombres de niv
intento o usar su cerebro invisible. Le
de un tiempo fijo. Tenían que cumplir la orden del amo sin importar e
eres, uno recogido del cementerio y un segundo que era de un joven por el que nadie podría reclamar. El anciano y su mujer se afanaron
useo al que decenas de personas acudían durante los fines de semana. Cualquiera que entrase tenía dos opciones: escapar con todas sus fuerzas y no contar nada de
ito Enigma -habló el anciano que abrió un pote de pintura
mperse el nudo salieron cochecitos, uno tras otro, junto a un oso de peluche sin ojo, que además tenía la nariz salida. -Ella sí e
os cadáveres, con una ampli
e podríamos usar. Ellos pueden encontrarnos en cualquier lugar, en cualquier
. El resto de la pintura se desparramó por el suelo, alcanzando alg
l. Con todo el aire de sus pulmones aspiró no solo el humo con las varillas, si no que pudo detectar a los secuaces del Milnombres principal que vinieron para impedir
an las doce -la pidió la mujer al hombre que aprovechó para desprenderse de ellas. Con un gran salto fue direct
e se enfrentaban. La mujer los miró a ambos, eran unos remolinos con unas luces en el centro, r
pétalos de flor rosa. Eran dos contra uno. Naranja, el que dio el soplo inicial, se abalanzó contra la mujer convertida en remolino cuy
final -el anciano terminó de cre
una vida dura cuando era un humano. Es in
e de avanzada edad se tornó más negro que la oscuridad misma, de su torso salieron unos alargados brazos
uerpo de la Milnombres que emitió un fulgor que nubló la vista de la criatura, Naranja, su compañ
rdemos la vida -le comunicó Rosa a su compañero mediante un hi
l que poseía cualquiera de los lacayos. De este dispararon rayos de luz por toda la habitación, la mayoría fueron esquivados por la cri
ca y aspiró todo lo no sólido de la habitación, incluyendo la ráfaga de pétalos, el núcleo de los Milnombres disparó lo que para ojos humanos serían láseres de luz gruesa, uno consiguió atravesar e
en amo, pero la criatura expulsó a la ráfaga de su boca; que multiplicó sus pétalos que estaban secos y empujó al núcleo co
ayos que eliminaron incontables pétalos de la ráfaga. La criatura se las dio por emitir ruidos bruscos también audib
er retroceso. El núcleo se separó, sus componentes tenían la luz débil, lo que quedaba de la ráfaga de pétalos los empujó hasta cerca de la bo
endiendo las velas en el centro del círculo rodeado de piedras azules. Luego arrastró los juguet
éndose humano. El anciano buscó los c
cho, el otro fue puesto a la izquierda boca abajo. Al ir por la última vela que quedó en el sacó que no fue abierto, vio que en la pared estaban abiertos muchos huecos por los que podría
por el aroma que evocaba misticismo. Se colocaron detrás del círculo,
umano, que vivió entre los mortales, tengo la prueba de tu humanidad, ven a nosotros Milnombres -dijo con voz cansad
los humanos, ven a nosotros, ven, ven -el fuego
convocamos, ven a nuestro llamado -el humo que salía de las ve
ado. El humo quedó disipado, la luz alumbraba iluminó tres cuartas partes de la habitación. El ser presente tomó la apariencia de un humano pequeño de claros rasgos infa
perceptibles e incomprensibles pa
a al mundo de los hu
de segundos, de su cabeza expulsó una bola
es Ulkirudss -respondió el Rey Milnombre
r con picardía. -Tomamos la vida dos de tus súbdit
su esposa. El ser estaba quieto. El tiempo iba dismi
súbditos que hayan matado, quiero saber por qué justo a mí y no
gro profundo que cubría hasta la última parte de ellos. Los de la mujer también se volvieron oscuros. -Bajo nuestr
a alguien que pudiese tener conocimiento de esos asuntos, ni entre los
evelarán las verdades. Desaparecerán realidades, ser
una anomalía. Quiero romper este ciclo y junto a un select
ellos que tú no mencionas, es mi
res y porque contralamos la naturaleza y a nosotros también -Mar
rato incluso si no teng
n el que quiera tratar. Pocos son los que se resisten de pactar conmigo. Ul
culparte, igual quisiera lo mismo que buscas en tu lugar -Mart
ron a ser humanos. En la oscu
er. Estoy dispuesto a colaborar contigo si a cambio cu
tonne, cuando llegue momento indicado, se
sacando de las yemas de sus dedos, el mismo hilo de humo qu
le sirvo y la otra me sirve a mí. A la que sirvo está en busca de nuevos dueños que puedan compl
hay de
del alcance de las leyes de este mundo y sus estúpidos seres
ent
s con éxito, necesitaré de tu ayuda para cumplir mis tareas; l
decir que necesitas mi ayuda p
suena, mi esposo sabe
a, anomalía. Qué t
s doce está llegando, tenemos que irnos
is súbditos a s
ontigo. Te daré una misión pronto. El anciano y su mujer escupieron fuego de
sentes afectaran los cadáveres que se redujeron a polvo que fue a
Ese día, en las cadenas de noticias del planeta entero, se dio a conocer el trágico noticia de que el Museo de Histo
fue completado