Reconociendo a la hija del CEO

os, por

os y rojos por haber llo

o, por

V

as

rometo no de

se siente en mi regazo dejando una de sus piernas a cada lado de mi cuerpo y la abrazo. Beso, su cuell

s niños..

de tres meses cuando Zoe creo una fundación desde cero y ellos fueron los primeros en ser beneficiados. Sin embargo, no consiguieron ganar la batall

ro discu

cia para mirarme a los ojos y dec

poco

stamos pele

lo

oco l

superado muchas cosas y podre

S

cionalmente y lo mejor era que descansará o mañana su cuerpo le pasaría factura. Le abrazo la cintura

está listo,

en la

o que es

a, pero al mirar sus ojos aún hi

o. Iré en

me ay

ñas. Ellas me abrazan y saludan con mucha emoción, yo sonrío y les doy un beso en sus cabezas. E

fallado el día anterior y esta vez no volvería a pasar. Faltaba media hora para que salieran y decido delegar el t

á vin

en las clases mientras íbamos al otro salón por su hermana que se encontraba tomando clases de pintura. Llevaba a cada

ber que les h

e fue a

a mis princesit

s de seguridad estaban bien asegurados antes de irnos. Cuando llegamos a casa, Zoe ya tenía prepa

s algo d

, gracia

sta que se hizo tarde y ella nos dejaba para preparar la cena, mientras tanto los demás tomábamos una ducha antes

a regresado a casa más temprano gracias a que había delegado el trab

emborraché muy rápido y al volver a casa no recordaba muy bien cómo y cuánd

é es

ué

mente fastidiosa. Me cubro la cara con la almoh

esto y por qué e

o de que se trataba. En aquel pedazo de papel tenía escrito el número de al

ba ahí, pero te jur

edo cr

ido me mareo y tuve que sentarme. Vuelvo a mirar el número que estaba escri

conmigo. Terminamos yendo al acuario y después al cine, por último, al parque de diversiones y por supuesto cenamos por fuera. Cuando llegamos a casa, las niñas ya se encontraban dormid

hasta caer rendidas. Aún no habíamos hablado sobre aquel númer

erdo que pasó para tener su número ni tampoco el por qué he

ue no pasó nada, porque Kevin llamó y me preguntó si tú aún le guardabas la hoj

o te

en ti, Jason, pero admito que me enojó encontrar el número de otr

lo consi

uceda al