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Metanoia

Capítulo 2 La Caravana

Palabras:8380    |    Actualizado en: 15/07/2022

almente peligrosa, y, convencerme de

ados y una ceja encarnada que eran suficientes para decir: "No pienso ceder esta vez". Le contesté de la mism

tento si lo permito—puntualizó Adel

adí con suavidad—. Vamos, Addy,

s—. ¿Si sabes que un número incontable d

ituaciones es tu esp

podía decirme que no, no porque yo fuera una princesa sino porque ella era una de las poca

Adelle con amargura—, así

—aseguré divertida—. V

piamente para una princesa, a mi armario para sacar de las profundidades u

ún emblema o bordado que llamara la atención y el color era solamente para mantener el anonimato

vestidos con cuellos largos y mangas hasta las muñecas. El escote era más que generoso y como no llevaba corsé dejaba ver la verdadera

ado hace años por mi propia protección. Aunque Arawn era un reino tranquilo, sabía que nadie estaba exento de su

la ignoré con una sonrisa mientras dejaba sobre mi tocador el an

erta en cualquier momento—me recordó se

da—, justo ahora deben estar

ito contra el sonrojo que se apoderó de sus mejill

arde contigo, desde lo que pasó la última vez, mi hermano se

n una expresión que no sabía identificar, siempre hacía lo m

vestida cuando la puerta se abrió pero Adelle solo tenía su ropa interior; estaba de espaldas a la puerta a varios metros y mi herman

nar nada al respecto porque en general nunca hablábamos de Adelle porque él así lo quería. Aunque ella no llegó a ver a Jesp

elle de sus pensamientos—, me dijiste que h

ir sabes que no podremos estar allá más de una ho

ntro escuchando algo más sobre las leyes del rei

e una princesa

seguré un poco más seria—, es ag

biaba pensar en todo lo que debía aprender, conocer, estudiar y anali

ta el cansancio, año tras año una cosa y otra, y, se suponía que estando tan cerca de la coronación yo ya debía de saber

ndo ruidosamente, seguro para mi beneficio,

ejó Adelle mientras se aproximaba al fondo de la habitación—, o que teng

que yo solo tengo i

bierta, me dedicó una mirada que seguramente no podría dedicárs

oblemas—advirtió Adelle con seriedad obligándome a con

añadí divertida, Adelle apartó la mirada para

ue la puerta se cerrara lentamente detrás de nosotras. Los pasadizos secretos del palacio estaban construi

er el permiso de papá iba con tantos guardias a mí alrededor que apenas si podía ver el cielo. Papá

adizo pues estos llevaban a cualquier lugar del palacio

die se cohibiera por estar frente a la primogénita del rey, podría probar cosas sin que nadie lo impidiera y

ra ver el palacio en toda su extensión sin tener que levantar la vista. La capital quedaba a 3

le cuando comenzamos a caminar—, cuando alguien se entere de que sac

hicieran eso—aseguré s

trás, cuando ambas éramos niñas, y cuando se suponía que no debíamos conocernos. Ella e

que elegía ser mi amiga a otra que lo hacía porque esperaba ganar el favor de la familia real. Claro que para Adelle hubo muchos beneficios, tanto socia

taba el dinero y yo n

ué divertida—, buscaría la forma de sacarte y

que pensarían los reyes al escuchar que su

a empujé suavemen

nada si no

da. Me gustaba esa versión de mi amiga: l

s—blanqueé los ojos ante su se

apota siempr

Adelle mirándome de reojo

me vea—me quejé, ella no dijo nada así que bufé y me cubrí práctica

rió complacida

cuando alguien que no

la ú

adie, bajo ningu

latarme con papá. No me preocupaba mi castigo por mi arr

aba a escapar del palacio sin protección de ningún guardia. Intercedería por ella siempre, después de todo

re no fuese u

ercamos a la carretera principal. El cielo estaba cubierto por nubes oscuras y la carretera estuvo práct

mayor que conducía la carr

on amabilidad—, ¿Se di

sonrisa—, si no les importa ir e

e su única respuesta. El camino era bastante largo hasta la capital y yo no ten

Adelle con una sonrisa

rra pegada a los costales. No me importaba en lo absoluto la suciedad, de he

ás nerviosa—, luego pagaremos transp

ía verme—, nada va a pasar. Hemos salido un

con fuerza—. Recuerda que si algo sale mal tienes que corr

o

quedaba en lo alto de una colina, lo suficientemente alta para que yo pudiese ver toda la capital desde el observatorio, lo rodeaban un espeso bosque

e rocas y las personas se movían hacia sus destinos, muchas mujeres llevaban la misma capa que yo portaba justo ahor

no y que a mí me encantaba, no solo porque me daba mi forma de ocultarme

ó la mujer deteniendo su carreta—.

cuando nos bajamos—. Muchas g

—. Hoy por ustedes mañana seguramente por o

ó Adelle con amabilida

íde

delle que soltó una risa y negó mientras

ción de la que había mostrado hasta ahora—. Y sé que me lo vas a deci

que los labios se me separaran. Nunca había vist

llantes y de fondo podían verse muchísimas carpas, se escuchaban las risas y la mú

r en unos minutos—murmuró Adelle—, as

n en las carpas para ver pequeños espectáculos, juegos de manos, bailarinas ensayando

uviera interés en venir haría que todos estuvie

tipo de situaciones, donde el contacto con las demás personas era imposible de ev

ía el tumulto de gente y ris

cuando me detuve frente a una carpa de color morado donde la gente se ace

ecordé divertida, pasando entre las personas p

endo que salió frente a mí. Me había acercado casi hasta el prin

se había quitado un hombre de traje negro y una sonrisa bastante pertu

o que casi hacía que todas las palabras sonaran maravillosam

nismo y a pesar de saberlo me encontraba fascinada con la velocidad de

mas del interior de su abrigo, sacar de detrás de una chica un ramo de rosas rojas a juego c

, casi más emocionada que yo—, el esp

hasta un enorme espacio abierto, donde las personas también comenzaba a apuñuscarse para ver el desp

que el hombre la acompañaba con un poco más de firmeza. Era u

le mirando algo a mis espaldas—, po

se disponía a alejarse, Adelle me miró con confusión—,

delle se enfadaría y si no me encontraba seguro sería capaz de llamar a toda la guardia para hacer un barrido por toda la caravana.

o toda la obra ahora estaría llorando con bastante s

ién habían un par de miembros de la nobleza que disfrutaban de esta clase de eventos, pero sobre todo, habían un numero

rió la espalda obligándome a mi

la paz y la tranquilidad en el reino, ¿Qué pasaba si no podía serlo?, ¿Podrían seguir apoyándome si una sola decisión caus

ol

io y que parecía muy asustado. Respiré profundo y miré a mí

pondí con

evuelto y sus ojos oscuros brillaban con temor, todo su cuerpo temblab

asustado, le temblaba

Adelle me llamaba, pero algo en toda la situación no me cuadró ni un poco y activó una v

s y entre dos carpas, había dos chicos con ropas extrañas mirando en nuestra dirección mientras murmura

ueño para entender la profundidad de lo que fuera que esos dos le hubieran ped

jillas. El pequeño me miró con terror pero no se movió mien

on?—pregunté

abios para contenerme y seguí acariciando sus mejillas hasta que el pequeñ

rían no volvería a ver a mis pa-padres—sollozó con fuerza—.

guro atraería la sospecha de los dos repugnantes hombres que nos vigilaban, mientras que los ojos comenzaban a arderme. Una olea

r amor a los dioses, ¿

do las mejillas del pequeño—, ¿Sabes

e antes de asentir, le limpié las mejillas de

r a correr hacía el puesto de limonadas y vas a buscar a una chica de ca

ustado mientras me sujetaba con fuerza de los

vas a decir que Arya te pidió que lo llevaras con

na sola vez. Respiré profundo y miré de nuevo al lugar don

er mi boca. Él trató de sonreírme de vuelta pero solo

hacer?—el pequeño asintió

del puesto de limonada. Lo seguí hasta que se perdió de mí vista entre el gran grupo de

co de miedo por lo que podría pasar ahora que estaba sola, desprotegida y con dos personas muy molestas acercándose en mi d

con brusquedad cuando uno de ello

nca uno de los chicos, apreté los labios para r

n sonido—dijo con burla el otro—, d

mis brazos para llevarme a ese hueco entre dos carpas, alejándome de la mul

oda la garganta al primer sujeto al mismo tiempo que mi rodilla impactaba con el estómago del otro sujeto. Los golpes inesperados hicieron que los

rganta con fuerza estaba tosiendo, mi

a asustarnos?—preguntó con engañosa b

dedo encima—advertí con firme

nzado un solo golpe para lastimar a alguien, que esta fuera mi primera vez me asustaba lo suficiente p

se recuperaba—. Ahora vas a gritar por habe

patada a uno de los sujetos que dio el primer paso, iba con toda la dirección para estrellar mi pierna cont

los ya me había sujetado el cuello y la mano donde

é con rabia—, es la ú

illazo con fuerza a la ingle de quien me apresaba, lo empujé con fuerza y me giré con rapide

eleró el corazón y la retiré con rapidez antes de que el corte fuera más

ire se escapara de mis pulmones. Me asusté d

a, hizo que soltara la daga po

a los hombres, luego la daga en el suelo y yo la bajé de inmediato, aunque me a

an decepcionad

etó el hombre divertido—y la señorita tuvo que verse

solo la daga estaba llena de sangre de un hombre, sino que las yemas

a no ponerme a llorar justo frente

los hombres con un poco de d

ro, será asunto mío cuando vaya con el líder de la caravana para dec

—espetó burlón el hombre en el suelo—.

fuerza para luchar, no luego de que hubiera cortado a alguno y que tal vez

noté que me miraba fijamente a mí como si no hubiera nadie más en el lugar. Su mirada era demasiado inten

voy a dejarlos ir a casa con unas lesiones superficiales. Ahora, pueden irse por las buenas y todos fingiremos que aq

ndome nuevo a la pared cuando vi que ambos hombre miraban al otro, que lucía bastante impasib

eltas y el corazón latiéndo

se marcharon corriendo como si la vida se les fuera en ello. No me di cuenta de qu

enía un miedo irracional o muy racional recorriéndome el cuerpo, entumeciéndo

ánto tiempo había pasado cuando vi sus labios curvarse un poco en

no difícil de identificar—, defenderse de dos hombres más alt

ente ni de lejos solo c

rtarme que me reconocieran y me llevaran a recibir un regaño por parte de papá. ¿Qué se supone que estab

o que fuera por cobrar la ofensa contra mi persona como si no importara que yo hubiera herido a uno de ellos. Aunque eso sería l

bre en un tono más divertido, distrayéndome de mi cabeza

ba ilesa pero

e había cometido un error ligero comparado con el mío. Yo existía para proteger la vida de mis

ue pensaba con certeza—. No hizo nada malo y le asegu

abras—. Acabo de herir a un hombre y,

esapareció muy rápido para dejar paso a una tranquila diversi

ó divertido—, estoy ba

casi a solo tres pasos de mí y que yo no lo había escuchado acercarse, que él podría ser

con poca seguridad, la

lado para despejarme la vista—, le re

rios pasos de la daga. No le tenía miedo o asco a la sangre solo que todavía no me hacía a la idea de que había lastimado a alguien co

araba para poner una de sus rodillas en el suelo, frente a mí, mientras tomaba la daga para mi

l—. Esta daga es de material barato, señorita, los dioses la apr

la garganta por el temblor en mi vo

completo paralizado, y con toda la confianza del mundo hizo a un lado la tela de la capa y

que, a pesar del temor que me recorría el cuerpo, el que un completo desconocido estuviera de ro

cubrirme la pierna pero yo sentía la fantasmagórica prese

se levantó ni hizo el ademán de hacerlo y yo debí apartarme entonces, p

scuros y revueltos, donde sus ojos me miraban como si vieran a través de

ba quien era yo, entonces sería un escándalo de enormes prop

orita?—preguntó el h

mi nombre de pila, lo que no podía comprender. Él no dijo nada y aguardó, al menos hasta que

piel—susurró toman

nuevo lo que había hecho me cayó como un balde de agua helada sobre el c

ontra la yema de mi dedo pulgar. Mis labios se separaron con sorpresa al notar qu

e sin apartar sus ojos de los míos—que una

a cuando repitió el acto con mi dedo índice. En cuanto mi piel quedó limpia

estoy a su absoluta d

is pulmones. Abrí la boca con la intención de decir algo pero no podía ni siquiera

nde e

n qué demonios estaba pensando?, no debería permitir que nadie me tocara

estaban las personas apartadas de nosotros esperando a por el acto principal. Yo ya no te

n firmeza—. Gracias por ha

raba de la capota hacia atrás. La brisa acarició todo mi rostro y me giré con sorpresa para ver a Demíen de

ó a suplica—, me temó que no podré

día ser cierto, ¿É

a lo lejos—, ¡Ya no e

irme—repetí

idez a la multitud porque necesitaba volver con Adelle, no para que no ll

marme, giré la cabeza con confusión, la mirada que me dedicó debe

él esperaba cumplir. Yo sabía que eso

la voz de Adelle. Ella se removía el cabello con preocupación mientras miraba a todos lados casi que

y me dio una mirada que me record

preguntó Adelle furiosa—, ¿Cómo es que te va

guardia?—pregunté ignora

e aliviándome un poco—, ¡¿Ahora

Y

a de todo lo que había hecho y que había podido evitar si sol

manos me temblaban. Yo había lastimado a alguien,

estaba p

pienso seguirte la próxima vez que propongas algo como esto, de hecho,

—. No dudes en

e estaba mi voz, de la forma en que me había referido a

mis padres y que solo la llamaba por su nombre cuando estaba afectada. Estaba segura de que ell

hubo opo

y Ber

ecable, con su cabello rubio perfectamente peinado mientras que nos mir

nd—se corrigió el

da para no demostrar el temblor que me recorría el cuerpo, aprovec

oder pronunciar palabra, eso me libraba de hablar cuando alguien reconocía a Adelle. La verdadera Adelleine esta

on ella y con Adelle

u inclinación de cabeza—, esperamos que este

ómodo—, aunque lo habría hecho más si la

ué yo no había hecho qué?, miré a Adelle que se so

—aseguró Adelle con nerviosismo—, segu

conde y me miró con una sonrisa amable—. Un placer v

asentí un

z me encontré mirando las cartas que él me enviaba y debatiéndome en si pedirle o no que me vis

ando de nuevo a Adelle—, me gustaría que la P

s si recibía correspondencia de algo pero Adelle tuvo que haber

ió nerviosa—, como sabrá la Princesa está demasi

d—pidió con suavidad—, y envíame su resp

e centré en Adelle que de repente había olvidado su molestia por mi ausencia y su preoc

es sentimientos hacia el conde, sino porque parte de mis deberes era codearme

maras de las invitaciones del Conde?—pregun

ue era lo que enviaba, lo juro, Jesper revisa tu corresp

r al palacio—enfat

r que Adelle se olvidara de lo que había pasado. Ella asintió

día repetir en mi mente, una y otra vez, como si se trata de una tortura autoimpuesta lo que había pasado en la caravana; la sensa

gaba a soltar hasta que no encontrara a mi he

ue me dejara sola. Ella parecía preocupada porque estuviera molesta con ell

l ver a Jesper de pie, en medio de la habitació

e me debes un

pa cayera al suelo—, sobre todo por

orró su expresión a una de preocupación cuando notó que las lágrimas caían

, ¿Qu

llozo escapó de mis labios y me cubrí el rostro porque no quería ver

er acercándose a mí—, hábl

on fuerza—. Yo no quería, yo

S

nía mi cuerpo con fuerza contra el suyo como si no quisiera que me rompiera j

acariciando mi cabello—, no has hec

cómo me había paralizado nada más ver lo que yo había hecho. Jesper me escuchó, en silencio y con

n Demíen, Jesper se apartó de mí dejándome sola sentada en la c

no serio de Jesper me hizo encog

por ello se me quebró la

ar de ti?—preguntó mi hermano con incredulidad—. Yo estoy furioso por

ompleto tenso y furioso, casi parecía que le costaba todo su control no s

ordé—, si hubiera apuntado o e

e sujetó el rostro con sus manos—. No hiciste nada malo, Arya, te defendiste y fue por situaciones como esas que te pido

sorpresa—, no puedes

eres mujer pueden aprovecharse de ti, Makarya, y me siento muy orgulloso de que hayas hecho lo que hicist

era a punto de quebrarme por haber herido a alguien, pero no podrían entenderlo, se me había educado para priorizar la vid

haya equivocado?

e me está costando mantenerme aquí en lugar de ir al ob

comodamos en la cama y yo me recosté en el pecho de mi hermano, Jesper me acarició

renar, Arya—me reco

ue me duerma—ped

se burló Jesper—

da—me quejé—

hubieras salido a hu

hablaremos después, así como después me dirás porque n

acomode mejor, cerré los ojos mientras Jesper solta

de a

ya?, ella es una protagoni

"relación" entre

idea de su hermana saliendo con el cond

mi hermosísim

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