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Los tonos negros del arcoíris

Capítulo 8 Cuando las visitas se van

Palabras:2234    |    Actualizado en: 20/06/2022

uego de correr desde su habitación hasta la sala. Debía ser Aaron, esperaba su llama

ena excusa, Aaron Lee —le

es como una especie de ri

l departamento para ir por Aaron y advertirle

s sus preguntas podían incomodar a otros. No quería que Marcus se molestara más con él o que o

olo, pero no estaba solo. Para su sorpresa c

eguro de que volvería a sacar el tema de Marcus, además, conversaría con

e acerc

no primero. —Milus miró como Josh que se acercaba a ellos—.

i Marcus se enteraba podía armar un gran alboro

Aaron hacia

ones así?, ¿me

respondió. Comentarle a Aaron lo de Marcus y su exnovia podría ser arries

resentarlos, así tal vez dejaría de tener una mala idea de sus amigos, la que fuera que imaginara su turbule

su primer encuentro dedujo que tomaba gran parte de su tiempo libre para ejercitarse. Además, hacía unos días, mientr

a despacio y c

es? —mencionó sin

ó. Quiero p

onversar con ning

er

on indiferencia. Milus intentó que sus palabras

r la cena más tarde, y si no vienes entonces q

pondió con

an de malo sus amigos? Aaron era alegre y una maravillosa persona, y no se merecía que despreciaran su visita de esa manera. Su

Marcus está

óxima —respondió sin darle gran importan

ofesor

S

nico que podría oírnos es Marcus, y créeme, no está

ir a tu

varé galletas y

*

ninguno de sus amigos en casa y no le importó. Le gustaba la tranquilidad, y ahora no tendría ningún momento de paz debido a ese idiota. Y podía

el mundo. Sí, debía admitir que tenía razón, pero ¿qué más le quedaba? Su hermana era el único motivo para seguir respirando, y lo poco que podía hacer bien era tocar su música, aquella que le costó retomar después del accidente, ¿

ués pasó a sentarse frente al teclado para sacar algunas nuevas melodías en las que había estado pensando días atrás. El

escuchó

sus oídos pudieron captar a su cuidador, ¿le había sucedido algo? Caminó hacia

n afort

e tener u

n, cál

staban los hombres? Pero él le había dicho que no en una ocasión, ¿por qué le habría mentido?, ¿para traer a cuan

risitas.

*

ón. Era como un sueño. Tenía tan buena suerte, después de tantos malos tratos de parte del o

artar la vista del espectacular con el

r un orgasmo —s

llate! ¿Per

dijiste que lo conociste en tu pueblo, ¿no? —observó el rostro del tal Sean

expandir sus tiendas

impresión de que no tienen mucho en común, tú eres tan naturista, ale

de ser un hombre rico, pero

palabras con él una vez y le pareció muy atento. Le hubiera gustado tener la o

reparando una cena sencilla para tres personas. Aaron acomodó

se molestaría en ir con ellos. Y así fue, llamó a su puerta, pero na

mó un lugar

te, no

sión invitaría también a Casey y entre los tres pensarían en un plan para llamar

cus en el refrigerador y caminó hasta su recámara; después de lavar sus dientes se terminó por recostar en su cama

l balcón donde admiró el enorme espectacular de Sean Carter esperando que le ayudar

—se reprendió a él mismo—. Cie

ean y caminó hacia l

a en el microondas cuando te dé hambre, ¿sabes usarlo? —Suspiró—. No tienes

, pero no pudo hacerlo.

Marcus, abr

daño en el pasado, que procuraba no dejarlo solo por mucho tiempo, y mientras estaba en la Universidad n

odía encontrar todas las llaves de las puertas del departamento. Pero la chica había dicho que no

esperarse, al tercer intento se le cayeron al piso y cuando la recogió para seguir intentando,

e volvía

das cuenta de l

mueca de desagrado antes de darle la espalda y volver a la cama do

qué no respondes ni abres la puerta?! —Gritó detrá

, tu voz es

desconsiderado. Creí… cre

oda su atención en él. Aplastó el bot

lorando? —preguntó

impió sus lágrimas con una de sus manos

hubiera hecho daño, tocó sus muñecas, examinó su cuello, su rostro, brazos…

arte a ti y a tu novio tener relaciones en el c

—Marcus

rre—. Ahora llévate tu falsa preocupación fuera de mi dormitorio. De lo contrario voy a creer q

retó los

no eres un hombre p

ndo un p

la puerta por donde había salido. Algo se había estrellado del ot

ar

con mis cinco sentidos funcionando. Me lo

cha,

impo

a tan grande, todo

o que provocó una fuerte confusión en el otro ¡Lo estaba besando a él, al ogro! Milus se permitió abri

sto? —dijo aún

se s

ó con las mejillas

? Había besado a Marcus, el antipático, grosero, y por desgracia, atractivo

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