ATADA A MI JEFE
EN
ÓL
ños an
puedo para alcanzar mi teléfono que reposa sobre mi mesa de noche, al tocar en esa zona no hallé nada, levant
-dije al c
e haces aún
é aturdida por su voz
trabajo hoy tonta! -me leva
blos
desastroso, lavo mis dientes con prisa y tomo el enjuague bucal. Arrojé mi ropa por todo el piso del baño s
abajo y mi amiga Margo me había comentado ayer en la noche sobre uno que pedían con urgencia una secretaria capa
culiar imagen sobre mi al ver lo que llevo puesto pero que más da, la ropa no
esitaba un café con ultra urgencia, aún me creía dormida
metros de mi y subí, le indiqué al taxista adónde debía llevarme y e
ía es el hermano mayor de los Valente, la cabeza de la familia es una mujer cuya edad es tipo confidencial para los medios de comunicación, sé
. Oí gracias a los medios que es un rompe corazones, casanova, intelig
días v
a recepcionista, se ocupaba más en ver lo que sea en
ste edificio estaba compuesto por ochenta pisos.
n en el proceso de cerrar. Al abrirse entra un hombre joven contemporáneo a mi edad. Me le quedo viendo cuando se ubica entretuve detallando su vestuario, no llevaba traje, así que no era ejecutivo, tenía en su cabeza un gorro de lana negro, audífonos colgando de su nuca
an más personas al ascensor. Me empujan un poco logrando pegar mi cuerpo al espejo que decoraba e
ue subía, reduciendo el número de personas que antes se hallaban en el ascensor. En todo ese trayecto ninguna persona
aliendo las primeras personas, después iba a s
n separar sus labios. Hago un ges
utadoras, habían unas cuantas mujeres platicando cerca de la cafetera al fondo, el último piso
ntento hablarle a alguien pero todos
sta? -giro sobre mis talones e
me. -comenté riendo un poco
r aquí. -camina hac
otro
que... deberás de esperar hasta que termine con ellas. -explicó, sin dejar de verme
rme y subir las escaleras, desde aquí no podía visualizar bien hacia donde había girado, si a la izquie
-le pregunto a la c
etamente hacia mí observando mi atuendo de arriba
-formuló, con u
iend
a que me pasen. Me entretengo mirando mis papeles, revisaba si todo estaba en orden, tal parece si está todo bie
espeté, llevando mi
dice, como si me conociera de toda la vida
os bajos hasta mi camisa amarilla. Ob
¿
n consejo; te diría que esa ropa que traes no
ista es ésta? -inquirí rígid
tuario debes de impresionar. -f
ídos, faltaba más, por supuesto tenía que dejarme humillar de
triunfante, prefiero que crea que h
bien afeitada y marcada, el traje que llevaba le quedaba como anillo al dedo marcando sus fuertes y enunciados brazos. Dejo de observarlo cuando lo veo caminar a nuest
al otro lado de donde nos encontrábamos, continué
os jefes?. O por lo menos si lle