Solo un para siempre
ra pa
Rowe. 2
dor suena,
in mirar, lo apag
o en lugar de levantarme solo me volteo par
examen en dos días. No sé si es que el profesor no le pone empeño en enseñar algo interesante o soy yo la frustrad
minutos más. Se siente tan bien estar todavía en la cama
án cinco
o, al imaginar la hora que es, do
s enredadas con la "calentita" manta. Ruedo los ojos y
ador, los números de color rojo fosforescente indican que me quedan solo diez minutos para atrave
ufo e intento hacer todo
a dentro lo necesario y salgo corriendo como alma que lleva el diablo de la residencia. Atravieso el campus y al pasar por la cafetería, mi estómago ruge resentido; pero ni modo, al salir de
-hablo para mí misma, aprovechando que no
ese instante y las pocas personas que quedan en el pasillo entran a sus respectivos salones. Pero definiti
r o no, para poder entrar; a fin de cuentas, el timbre acaba de son
, no ha
s labios tan regordetes que al momento acaparan mi mirada; está recostado contra la pared, con una pierna doblada y apoyada en la misma. Me quedo un segundo de más embobad
igo, martirizad
elve a abrir y fija esa expresiva mirada en la
esión divertida-, que no te a
el ceño y alzo los hombros cuando
y profundo, me mira
y, la decana de la facultad está
ro los ojos y asiento, agradecida. Suspiro, mortificada, porque
e, podía haber pasad
la boca para responderle algo, pero él continúa, sin importarle en l
s palabras y lo miro confusa; pero luego lo ob
endida. Su sonrisa se intensifica un poco más al ver
de que él, el chico más sexy y rico de mi pueblo, se
oy? -pregunta, con
que jamás en mi vida he escuch
a que mi espalda toca la pared detrás de mí. Por suerte, se queda a una dist
a señal que le diga lo que espera; pero yo soy buena manteniend
si lo pienso es precisamente eso lo qu
n verdad, no tengo idea quién eres -de
enta que sigo firme en mi convicción, da un paso lejos de mí. Por un momento pienso que se irá, que se
que hable de comida. En ese instante, mis tripas deciden que es buen momento para confi
o en serio? -farfu
lve a fijar sus ojos marrones en
no hablar en serio -afi
odría esperar que termine el primer tiempo y entrar a clase en la segunda mitad; pero e
no lo du
un ojo y
maneras, ya me perdí
hristian se hace el ofendido y con una mano en
n. -Finge que le duele y y
as? -murmuro-. Todavía n
r cómo es que
? -respondo y sue
usta y en varias ocasiones, más de las que quisiera aceptar, me hace reír con ganas. A nuestro paso todos nos miran, lo
uando una chica me mira de malas formas
mientras seguimos nuestro camino. Le hago una
vierto?», pienso y c
ite y yo abro la boca, pero no digo nada-. De hecho, debo confes
arlo con una mueca de asco. Pero él lo tom
manos metidas en los bolsillos de sus jea
ante, me arrepiento de mi curiosidad. No qui
que sus siguientes palabras, van dirigidas mucho más allá de explicarm
te trataré como una princesa; serás una más en la lista -habla como si lo que está diciendo, no fuera lo más ofensivo del mundo. P
uentran con los
nadie. Así que es mejor, se
mi reacción; mi opinión. Pero no pretendo darle el gusto. Me gustaría preguntarle la razón
En ese momento, en solo cuestión de un segundo, siento de todo. Una corriente recorre mi piel ahí donde él tiene su mano apoyada; nos miramos a los ojos con intensidad y debo decir, que t
ás grueso. Quita su mano de la mía y
rañada con todo lo que se
de las mesas en el exterior. También, pretendo obviar las mi
siste en que debo conocerlo o al menos, saber quién es su familia. Para molestarlo, le digo que sé quiénes son los Anderson, pero que solo recuerdo a su he-insiste, con un puchero que me
respondo y le doy un sorbo a mi café-. Y
aza sus dedos y los coloca detrás de su cabeza. Mientras lo hace, no puedo evitar
n en Santa Marta, n
el trance en el que est
s decir? -Fr
iente de eso -continúa
ciente de...
e la mesa que está entre nosotros. Me mira con un sentimiento que hast
o embobada al escuchar sus palabras. No es lo que significa
no...eh...
ristian ante mi timidez re
os aquí...hable
os están sudando y siento mi pecho apretarse con cada mirada dirigida a mí. Es mejo
los ámbitos de la sociedad, por lo que no me extraña nada que él y su hermano hayan escogido la carrera de Derecho. Podría decirse que tiene la mitad del camino recorrido cuando por fin él se gradúe, no como yo, que debo iniciar en este
ra negarlo. Nunca pensé que podría identific
donde nos lleva esta extraña relac