Los Terrenales
r. Aunque pocos de sus golpes alcanzan su objetivo, es bastante buena asimilando y resistiendo los que recibe. Está en la sede de los Misioneros; un edificio algo aband
recto y frecuente con la Tierra y los humanos que viven en ella, p
ores. Los alumnos obedecen y se disponen en una fila horizontal-. E
nervioso. Sabe que "ejercicio diferente" supone explorar las habilida
o a uno una venda que les cubre los ojos en su totalidad, inhabilitándolos por completo. Al llegar a Sadira efectúa el gesto con una delicadeza
ecir qué tiene M
lo que alcanzan sus miradas es negro y más negro, y les sorprende que l
cción de los alumnos, Jey decide aportar algo más de información-. Si de v
mpañera-. concentraos en visuali
el que ha vislumbrado algo de luz en ella. Transcurren unos segundos de pura concentración, pero en cuanto comienza a vislumbrar alguna parte de la imagen que tiene en fre
o s
nda, que dedica a la actividad toda su atención. Al fin ha conseguido mantener estable la borrosa imagen que antes se difu
ida, y al instante se quit
única en completar el ejercicio. Pero Sadira se alegra enormemente por
e dirige al grupo al pronunciar lo pró
Ciudadela, la única ciudad del cielo y donde se desarrolla la vida de todos los ángeles. Fue construida con el origen de los ángeles terrenales y para su ubicación se escogió el lu
ar es el mismo que está transitando Jey pocos metros por detrás. Sadira observa, indirectamente, como tiene la vista fijada en ella. No deja que la alcance porque eso signifi
ran círculo de luz. Algunos asoman la cabeza para tratar de entrever qué lugar del planeta tiene como d
sión? -le increpa Jey por detrás, pero
a le hace
idas. No pueden arriesgarse
elo como si fu
recuerdos que se niega a revivir, de modo que se centra en el pres
e de la Luz, y con ello del Cielo, con el nacimiento de un ángel sin vínculo, por lo que culparon a Sadira de todos sus males. No es que ella quisiera renegar de sus orígenes; atravesó
os Gobernantes, no puede malgastarse con el mero entretenimiento de la población. Es por ello que muy pocos se pierden la oportunidad de saber más del planeta que custodian cuando se les present
bajo -le propone el chico, al repar
nan los ojos. Le agr
cto -ante la expresión dudosa de Jey, c
puede cont
en el cielo. Y de mu
Todo aquí arriba es como un espejismo del mundo real.
? Pero si somo
e clava
rdad lo
y algunos incluso podemos extraer nuestras alas para volar. Lo que no sé es cóm
enta de que sabe más de ella de lo
a parte más difícil es fingir que te alimentas -suelta divertida-. Te
io que no llega
s? A los humanos co
quiva la
dijo una vez que la verdadera forma de cambiar las cosas es desde arriba, y qu
zón para convert
era vez algunas semanas atrás el día que ella comenzó su formación como misionera. Sin
otros cinco meses -le sugiere. Jey obedece y atra