Un secreto, un amor, un engaño
, al llegar a la sala de estar comencé a vestirme, en ese momento tenía en mente; volver a mi departamento, ducharme y dormir un poco antes de ir a la empresa por el auto. Me estaba abotonando la
poyada nuevamente en la pare
, ahora voy tarde al trabajo –le r
reguntó con un to
despedirán, no te imaginas cuanto me ha costado conseg
tan acelerado. Corrí esas siete cuadras lo más rápido que pude, cada vez que miraba el reloj, este avanzaba rápido
–me gritó Rodrigo, se
ilizarlo, termine de ducharm
é llegaste a esta hora?. –Rodrigo
atrasado y me está esperando el taxi, hablamos a la tarde, adiós. –Corrí por escaler
endo hacia recepción, donde la señorita de ojos grandes me hizo firmar una hoja para luego decirle a un señor que me hiciera entrega de la llave y de la credencial, el mismo caballero me dirigió hasta el auto, al subirme miré la hora en la pantalla tá
bajarme del auto al guardia que estaba de pie en la entrad
y apretó un botón amarillo que estaba tapado
le de color azul metálico, antes de bajarme la vi, ella iba sal
resa. –No podía creerlo, ella actuaba tan diferente, como
abatha. –Preferí seguirle el juego ant
mo trabajas haré que prolonguen tu contrato. –Ella se notaba s
o?. –No podía dejar de apreciar su bell
pondió mirando el espejo ret
decidí buscar un mejor momento para aclarar el asunto, por lo que solo m
nte del auto rojo
spondí mientr
trabajo, en caso que ocurra alguna emergencia –me
to y la seguí hacia el
edad que estaba juntó a la puerta giratoria, quién m
ías –le respondió el señor al mismo ti
ecibirlos, en caso de una emergencia con tu vehículo, acude a él, si el auto falla, él te otorgar
ras se hacía una señal de
que no debes olvidar de consultar sobre ello, a su vez podrás recibir tu correspondencia. –Yo
Tabatha –saludó la j
, ¿hay algo para mí?.
encia mientras se dirigía al estante
o entrega de aquellos paquetes y se dirigió hacia e
diota para que ella supiera que estaba atento, llegó el ascensor, una vez dentro presio
ía de hoy –le mencionó una mujer de veinticuatro
de color rojo –. Te presento a Thaliel, será mi nuevo
Giulia –la saludé co
a se ruborizó al m
conjunto para que sepas los lugares a donde deberás llevarme. –Ella se expresaba a
tantes para poder realizar bien mi trabajo y los mandados que l
ra que pueda expl
etes sobre su escritorio y presté atención a lo que me diría; me nombro los siete lugares a los que debía llevarla después de la reunión que tendría, me pidió
? –le pregunté con un tono serio para
nfundida y a la vez ruborizada
erara y dijo que podía hacerlo junto a ti
to. –acomodó una silla a su
abatha en su oficina? –cons
entra en su oficina. –Giulia se puso de p
mos. –Él se perd
aba de pasar?. –En ese momento m
ta Tabatha –me contestó el
decir, Giulia se asustó al ver mi rostro, yo sabía que no podía estar ahí, me puse de pie y tome el ascensor, en la planta baja tanto Florencia