En mi huida, encontré mi refugio

a de la calle con la principal avenida se encuentra frente a frente con Gabriel, su esposo; aún no se ha divorciado de él, no ha tenido la valentía de pedirlo. Su cu

poder emitir palabra, respira entrecortado, en silencio se aconseja que tenga calma, que nada sucederá, que él n

gada, al parecer no te dan descanso,

voz. Se escuchó a sí misma temblorosa, trató de mantener s

te, ¿o atiendes a domicilio ahor

dijo tragando saliva

seo, ojalá te mueras sola-dijo Gabri

ando cada lágrima junto con el temor que aquel hom

e la tratara de esa forma. Como se p

bús que la lleva hasta su trabajo de recepc

omendó que se calmara. Le espera su c

ojos rojos? ¿estuviste llorando

e encontrar

. Notó que estaba temblando, la apretó con más fuerza contra

ya pasó, no te encontrará aquí

lo una parte de to

o las veces que la tiró puerta afuera al enviarla con un amante inexistente, o las veces

e controló; se había acostumbrado a sofocar las emociones, los sentimientos, y las lágrimas. Aquello le resultaba fácil; la práctica

ahora a secarse las lágri

e puso en puntillas para darle

mbro donde ella descargaba su t

que se le hace en la mejilla derecha al sonreír. Catalina le dice que parece galán de telenovela con su estatura de 1

teléfono para evitar las constantes amenazas de muerte de parte de

ienes de vuelta conmigo o voy e i

r, muy por el contrario, le recomendaron volver a la casa de su esposo, para cumplir con su obligación de esposa. Guardó silencio, a lo que el policía

jos de sus hermanos, sin poder recurrir

argas duchas que se da por

n habla es Catalina-contestó al llamado, lo hizo lo más serena, como si

reserva y quería confirmar,-la voz al otro lado

erva está hecha para mañana y es

señorita,

s únicas partes en las que se siente a salvo es en el autobús, ahí nunca lo encontrará, para él viajar en autobús es para perdedores y mediocres. Menosprecia a todos lo

ucha se pone ropa cómoda, acaricia a su g

po musculoso la habían obligado hacer cosas que no quería hacer. Temblaba y lloraba al recordar aquel enorme cuerpo sobre el de ella tan pequeño y

puede cargar pesos que sobrepasan los tres kilos, y solo fue castigada por sentir compasión por un hombre en la calle, al cual se acercó ayudar para luego decirle a Gabriel " pobrecito hombre", fue su pecado, fue su error, solo bastó aquel pequeño acto de compasión, para

tos antes de casarse, Gabriel, co

o junto a él, escuchando mientras ronca sin preo

udó de su historia de maltrato psicológico, de constantes amenazas. Finalmente se alejó de e

hombre tan amable y atractivo iba a

ma pregunta es una forma de eufemismo de preguntar si te ves desnuda con alguien. Lo que más les importaba, era si Catalina salía con alguien. Poco a poco fue enterándose. Él les habí

da vez más sola y se ai

acompañó, ya sea que

a alegrarle co

acia el ropero y extrajo unos jeans clásicos de color negro, blusa roja de seda, zapatos d

a hacia la parada del autobús, miró

s-dijo al llegar al

o que hayas descansado, hoy tenemos una comitiva de pasajeros

la obra-dijo con

qué amanecist

sado y todo lo malo. Quiero que

dida, cabello color castaño claro, tez blanca y enormes ojos de color celeste, lo p

rita, soy Julián-

entregando la llave de la habitación-le ayudarán

gistrara, se retiró, mientras se dirige a

s del hotel. Cada uno va retirando sus lla

tristeza y que ahora la estaba ahogando para darle paso a la alegría. Nació un sentimiento; que ella no se explicaba a qué se debía, lo único cierto, era que se se

amina a la salida junto

erda las amena

tro día?,-fue su pregunta con a

abriel, yo te defiendo-di

o que hacer otras cosas-

ba; como ella le llama con cariño-te

a buscar algo que me tiene guardado-la mentira que a

parada del autobús. Catalina se dio media vuelta y agitó su mano como despedida. Sebastián solo levantó una de sus manos al tie