Encadenada al amor.
tenido no apto pa
abeza y sintiendo algunas partes de mi cuerpo totalmente adormec
encontraba sobre el piso, el lugar estaba hecho totalmente de la
muchas cajas arrinconadas. Mis muñecas estaban atadas con una áspera cuerda que apretaba dolorosamente, al igual que mis pies y una mordaza en la boca que cortaba la comi
casi de inmediato, ¿Realmente estaba muerto? No podía dejar de pensar en eso, el dolor en mi pecho amenazaba con detener mi corazón, era
tidumbre de no tener idea de lo que estaba ocurriendo. La frustración de no poder hacer nada pesaba, pero no tanto como
poco a poco de mí y fue la sensación más poderosa que jamás había sentido en mi vida
, era delgado, con cabello largo y barba canosa, llevaba puesto un chaleco
acento extraño se
ara tratar de alejarme fue en vano, estaba tan débil que apenas lograba mantenerme sentada. Con la misma mano abrió mi boca, mientras que con la otra metía dos pastillas, segui
hizo soltar un quejido que pareció no ser escuchado. El hombre caminó hasta una esquina del cuarto en donde se encontraban algunas cajas, de una de ellas sac
ella, era áspera y polvosa, pero d
nte en lo absoluto, pues como si mi cabeza aún siguiera gritándome que me mantuviera alerta, que esta era una situación en extremo riesgosa, reprodujo
temblar. La esperanza de que todo se trataba de un mal sueño comenzó a
ía lo que estaba pasando hasta que finalmente pude abrir los ojos. Estaba recostada sobre el colchón, tenía ambas manos atadas por encima de mi cabeza y la boca amordazada nuevamente. Sobre mí, h
tanto terror que fue como si mi cuerpo entero se hubiera congelado, mis ojos se ll
biera congelado, mis ojos se llenaron de lágrimas que comenzaron a correr por mis mejillas, intenté gritar, pero de mi garganta solo sa
isa. Su mirada parecía reflejar una maldad indescriptible, había tanta oscuridad en su interior que
unda desesperación e impotencia por no poder hacer nada. Tal era el asco que no pude evitar girar mi cabeza a un lado y vomitar. Eso lo hizo enojar por lo que comenzó a tirar de mi cabello mientras seguía entrando en mí, podía sentir su respi
-Dijo él, con la respiración agita
leto la sensibilidad de mi cuerpo cuando comencé a sentir un dolor agonizante e indescriptible. Su gran mano estrujando mis pechos se hizo más evidente, dejando bastante dolor cada vez que apretaba demasiado. Sentía un ardor incontrolable en mi cue
ma descontrolada, lo único que quería en ese
ico que hice fue cerrar los ojos con fuerza y apretarlos para aguantar un poc
ijo el tan enojado
o y me dio un golpe en la cara tan fuerte que casi quedé noqueada y ojalá
esde mi boca hacia el colchón. Lleve mi mano hacia mi rostro y el simple toque de mis dedos en mi pómulo me hizo soltar un sollozo que recorrió todo el cuarto, mi cara estaba tan
tentando por el insoportable dolor que sentía. Entonces mi atención se centró en mis muñecas, estaban aún peor que antes,
volví a dormir para intentar olvidar l
.
a cama se encontraba el hombre de los tatuajes en el cuello con otra cubeta llena de agua, había u
ntrar en contacto con mi piel Lloraba mientras temblaba sin control, me encontraba sentada en el colchón intentando cubrir mi
ojos con miedo a que también me fuera a aventar el agua, pero en lugar de eso, ella se puso en cuclillas a la orilla del colchón, de
de mis manos parecían comenza
un botiquín de gran tamaño y una bolsa de plástico, comenzó a revisar y a curar mis heridas, dejando vendajes en mis muñecas y un parche en mi
ientras señala
de ella sacó otra cobija, la dejó sobre el colchón y la tomé rápidamente envolviéndome en ella. También sac
ticamente de un trago, el resto lo guardé por si no volvían a darme más. Entonces mire el sándwich, l
o todo esto? pero no solo pensaba en mí, también pensaba en cómo estaría mi padre, en sí ya me estaría buscando, en qué pensarían mis amigos cuando sepan que desaparecí, mis maestros, vecino y conocidos... pero
sca, haciéndome daño en el proceso. Su mano apretaba con fuerza mi mentón mientras me hacía girar la cabeza hacia un lado y hacia
Darko - Dijo ella con un acento ext
l, recargado en una pared
ayas usado algo que le pertenec
vertirá con ella un rato y después la desechará al igual que a las otras...además,
incredulidad y al no obtener respuesta simplemente negó con la cabeza - ¿Acaso no has escuchado
rda - Respondió mir
as entonces, pero no di
alió del cuarto, dejándo
de que ya estás muerta... El hombre que te ha comprado, es un monstruo en todo sentido -su
caba cada vez más. Me sentía aterrada por lo que sabía que iba
uedan tan destrozadas que son irreconocibles. Abusa de ellas de formas inimaginables y tiene una afición a causarles daño a las personas - Él se
ofríos, para este momento ya estaba tan asustada que había
rme de él, pero fue imposible, era mucho más fuerte que yo y me sometió con facilidad, ahora me encontraba bocabajo en el colchón, su mano aún estaba s
iendo que me sofocara y dejara de moverme. Cuando sentí su miembro en mi entrepierna, cerré los ojos dejando caer algunas lágrimas. Sentí como
on más fuerza, haciéndome sentir dolor por toda la columna. Pegó más su cuerpo al mío y puso su brazo alrededor de mi cu
oído entre jadeos -Y eso n
recostado sobre mí. Pensé que como siempre terminaría y se iría, pero no fue así, comenz
yo estaba tan agotada y adolorida que simplemente no p
llo y caminó hacia la puerta, antes de sali
que venga por ti. Esto es nada comparado con lo que él v
arlo me causó un terrible dolor que recorrió mi espalda hasta mi cabeza. No quise moverme más, s
que parecían venir de todas partes. Escuché súplicas llenas de dolor, gritos desgarradores cargados de un rencor que me provocaba escalofríos. Por un momento me preg
s estarán encerradas aquí? ¿Cuántos