Solo dos veces al año
n muletas y ponerme paños de fomento frío en el tobillo; solo
e perlas pues mis padres solo me dejaron una tarjeta de felicitación y una excusa por su ausencia. Mi cara al ver la tarjeta extrañó a Aiden, pero no dijo nada, sin embargo, supo qu
de quiera que íbamos, pero en realidad, no me extrañaba nada, porque Aiden estaba de muy buen ver. Realmente fue u
cejas perfiladas y nariz ligeramente torcida, pero un poco respingona. Llevaba una barba de tres días que sombreaba su ya varonil rostro. Aiden, por sí mismo, destilaba una belleza masculina increíble. Pero lo más impresionante fue
más que yo, pero nos entendíamos bien, casi ni se notaba la diferencia de edad. Estuve a punto, en varios momentos, de decirle que solo tenía diecisiete años, pero tenía miedo de
isiete años, era bastante ingenua. De es
y fuimos juntos al buffet. A pesar de que estaba muerta de sueño porque la noche anterior Aiden había insistido en jugar cartas hasta horas intempestivas, el desayuno tr
o que valdrá la pena. Regreso al restaurant, tomo un plato y lo lleno con tostadas, mantequilla, dulces y algunos trocitos de fruta. Pienso darle los buenos días a Aiden de la misma
ladas y me encuentro de frente con un bungaló de dos plantas, rodeado por una amplia piscina de fondo blanco, donde los saltos de agua se ven cada dos metros y simulan olas artificiales. Ambos lados se unen a tra
ro de la mañana. Respiro hondo cuando llego a su puerta, para tranquilizarme, inexplicablemente el corazón comienza a latirme bien fuerte en el pecho y no entiendo el porqué de tanto nerviosismo.
camiseta que se pondrá. Su pelo, aún húmedo, gotea por su frente y cuello, hacia su pecho, ya de por sí m
segura si los motivos, buenos o malos, son por haber sido sorprendido. Ninguno de los
jos experimentan un sutil cambio de color. Llevo un vestido playero, blanco, tejido y bien corto,
er, proveniente del cuarto de Aiden. Él ci
añera. Recuerda que el café me gusta descafeinado
poco irónico si miro bien el físico de Aiden, no es de los que, precisamente, pasan trabajo para ligar. Noto un c
algo, pero se interrumpe. En su
en los vasitos de yogurt,
un diminutivo, pero me recompongo, me trago toda mi sorpresa,
ayuno, supongo que quería devolverte, al menos, una parte de todo
ota en su expresión y sus gestos cor
minar la frase. Por un momento, pienso que es mejor
hacia las escaleras; pero vuelvo sobre mis pasos y le entrego el plato y los vasitos-. Tomé todo lo que he visto que has desayunado estos
mostrar debilidad. Mucho menos cuando
-me despido y es
uente, vuelvo a respirar, no me había dado cuenta que estaba conte
go toda la noche. Entre nosotros no ha ocurrido nada, pero el hecho de que hemos pasado cada minu
rque cuando está a mi lado, se concentra solo en mí; eso lo he podido comprobar varias veces, porque siempre hay mujeres ro
tapándome la cara mientras corro
tado muy bien conmigo. Es un tanto chocante reconocer que quiero tener toda su atención por algo más que orgullo propio. Reconozco que Aiden me gusta, porque sentí algo de decepción en
.
Me pongo en tensión cuando noto que el pelo de la nuca se me eriza y el corazón me palpita fuerte en el pecho. Estas sensaciones solo la
sta era mi sorpresa, ahora entiendo las palabr
"regalo d