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Aterrizando en tu corazón

Capítulo 2 El deseo.

Palabras:1749    |    Actualizado en: 21/01/2022

embr

e

y mis ojos lagrimean por la luminosidad del sol, obligán

de dormir la noche anterior, me gir

¡

é pasó ayer? Hay días en los que despierto sin recordar nada d

to, sé que estoy en la parada de autobús

r. Lo último que recuerdo es que vine aquí y lloré hasta quedarme dormida. Horas antes, estaba

e… Él m

o que vuelva,

de el pecho y siento como s

chico tocándome el ho

en la garganta. Solo quiero est

odilla fr

os —me las ingenio para asentir

us ojos, un color avellano casi similar al dorado. Pero e

manos sostuvi

o a su ritmo regular, al igual

sonrisa—. ¿A dónde vas? Es raro v

smo pr

ó, sentándose a mi lado—. Ant

no. Esperaba

a alrededor de tus la

ay

e cuando salí de casa —

dedos por su cabellera rubia—, pero

ara atinar a to

acercó a mí y me levantó la bar

seguro de que no nos volveremos a ver. Así que, puedes confiar en mí

en

nca fue al hospital, por lo que no supe si tenía una enferme

Pe

onó ayer por causarle bastantes problemas. Y, lo sé, soy consciente

is ojos

—Sonaba sorpren

ca debí de comport

pero tu propio padre te dejó tirada quién sabe dónde

asa y yo no hice nada más que desobedecer y s

padre. —Me tomó la cara con las manos, limpiando con sus pulgares las lágrimas que habían co

o que hago es llorar y es i

o? Los ojos se me llenaron de lágrimas cad

ió tu mamá,

ondí, secándome los ojos c

las veces que contuviste las lágrimas, no solo por lo de ayer

una pausa—. Prome

íe de mane

ue ya sufriste demasiado? No digo que esté mal lo que prometiste,

qué? —

e pasar por esto —di

r qué me

idamente y con torpeza dij

puedes hacer eso de la nada,

chicos, creen que por su belleza pueden hacer lo que se les dé la

hablar con alguien, estaré aquí todos los

é a caminar direc

itarme la idea de que fue mi culpa el haber sido abandonada por

Una vez parada allí, me persigno como cada día que vengo y tomé

ue siempre usabas —indiqué—, aunque ya casi está perdiendo tu olor. T

flores que comp

n ella, pero ya la trajo a casa. Es cruel, se deshizo de lo

o por mi nariz, y respi

Mi madrastra dice que no puedo estar cerca de ella porque la puedo contagiar, y sé que es una maner

ahí o algo. Tampoco apareció alg

o me decías que por nacer el once del onceavo mes, todo lo que deseara se cumpliría? ¿Lo recuerdas? Pues en cada cumpleaños pido que vuelvas a mi lado —gruesas lágrimas empiezan a baja

ú! —grit

de recordar los momentos en que me peinaba, su cálida sonr

ré en dos días, no

ras complicaba mi plan de huida. Pero seguí corriendo hasta que vi justo l

ías d

embr

r al cementerio. El clima estaba fatal, l

ayuda, tú estarías aquí conmigo, no lo sé. Mamá, ¿puedo ir contigo? Algunos dicen que allá arriba es mucho mejor que aquí, ¿es cierto? Escuch

mbre impreso junto a su fecha de n

a pregunta. ¿Encontraré

z envuelve mi cuerpo, tampoco hay una

infierno es en la tierra, la mayoría son infelices y se les ve su rostro de cansancio. La señora que

ando que ella podr

te lo prometí —las lágrimas empezaron a correr por mis

cumpleaños número once, canté mi feliz cumpleaños y pedí el mismo deseo

rande? ¿O una mejor vela? Tal vez el problema sea yo. No sé qué hacer, dijiste que

Diablos, niña, siempre te me escapas. Sabes que el cementerio

upe que había notado mis

no volverá

el suelo y salí corrien

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