Amor entre sangre
abía una cocina abierta con un salón y un baño. En el piso de arriba había una gran habitación desde la que se podía ver casi todo el piso de abajo. En el salón había dos sofás, una l
la puerta de la calle. Había ventanas, tapadas con co
dijo Jaume a Andrea sin siquie
drea se sentó en uno de los sofás, no paraba de pensar en todo lo que le había ocurrido esa noche, a
nque dentro no había nada que ella pudiera comer, sólo había bolsas de un líquido rojo espeso, que probablemente sería sangre. También había un p
unque no dejó de soñar con los sucesos acontecidos aquella noche. En sus sueños aparecía la chica del almacén a la que Anaria había asesinado partiéndole el
tan horribles. Miró a su alrededor, no había rastro de Jaume. Se asomó
uro querría probar la suya, además ella ahora era de su propiedad y podría hacer lo que quisiera con ella. Empezaron a pasar por su cabeza ideas muy macabras de todo lo que probablemen
o encontró nada, no había si quiera un espejo, sólo había un bote de jabón, un peine y una toalla de mano. Había un pequeño armario de metal pero estaba cerrado con llave y Andrea, aunque lo intentó, no pudo abrirlo. Fue al salón y se sentó en el sofá, estaba apunto de ren
rse nerviosa, no sabía que querría hacer aquel vampiro con ella. Se quedó sentada en el sofá,
rsela. Cuando terminó, se quedó quieto en la cocina andaba de un lado a otro, a la vez que se tocaba la cabeza, parecía estar bastante nervioso y pensativo. Al momento, se acercó al armario cerrado
quí abajo -le sugirió a Andrea a la ve
beza. Jaume asintió aliviado, estaba claro que tenía dudas de que Andrea aceptará sin poner ninguna pega. Fue hasta la puerta de la entrada, la abrió y se fue sin decir na
Entonces, miró hacia el piso de arriba, aunque Jaume le había dicho que solo limpiara el piso de abajo, tenía curiosidad por ver cómo era su habitación. Así que subió las escaleras hasta llegar al pi
que querría tanta ropa. Abrió las otras puertas del armario y se sorprendió al ver muchas maquetas de figuras en miniatura de coches y motos, estaba claro que le encantaba a Jaume el
o y la sacaba de allí de muy malas maneras- ¿Qué crees que estás haciendo? Te he
ar. No sabía que decirle ni que escusa ponerle, le había pillado registrando su
tono más calmado- pero no me gusta que registr
ación - dijo Andrea y seguidamente se dirigi
Se tumbó en la cama, mientras que Andrea se tumbó en el sofá. Ambos no volvieron a dirigirse la palabra el resto del día. Andrea
ía un vampiro que le dijo algo que ella no pudo escuchar. Jaume miró a Andrea
ir a la plaza, ven c
as no eran las únicas personas a las que los vampiros habían capturado, habrían capturado a muchas más personas a lo largo de los años. La plaza era el lugar donde estaba el escenario
alabras de Anaria, los dos chicos fueron entregados a quienes serían sus dueñas. Andrea
rándola, no entendía por qué lo hacían. Al rato, Jaume le dijo que iban a volver a casa. Por el camino de vuelta, no dejaba de pensa