Alma encadenada.
hasta tarde. -susurró so
o ¿qué me dices tú? -se sentó
e soy más de quedarme en casa. -se
ien que ama bailar. -se acercó
con gente restregándome su apestoso cuerpo sudoroso como si fueran animales... Eso ya lo
te solo, mi ciervito. -acarició sus largos cabe
él. Él sí te va a dar una noche movida
e se mordía los labio
entras el otro se levantaba para ir al baño a limpiarse los restos de dulce y ver si su maquillaje estaba p
emente se resignó a dormir, no quería bajar por que sus ánimos se habían ido al piso recordando a sus padres y
ciones en que había quedado Alex (golpeado) al llegar a su casa, su sangre hirvió en su pecho, estuvo a punto de i
ojos- Te juro que cuando me enteré de que quiso aprovecharse de ti, lo quise matar. Desde un principio de todo quise dejarlo, pero -más lágrimas caían por sus mejillas- me tenía amenazado, que te mataría a ti y a Santi si ha
re sus brazos. Ese día no se alejó de él, ni en toda esa semana, ni si quiera en la que siguió después. Estaba realmente decidi
ías de la ciudad. Por lo que si volvía a meterse con la familia Fairbairn, Sangster o Stidolph, terminarí
n su propia casa, siempre se turnaban en las noches para hacer guardias. Sangster le dedicó su tiempo al setenta por ciento, literal se había mudado con él por un
, pero después se retractaba
ieron minutos, hasta finalmente se había quedado dormido, quizás unos quince minutos, quizás una h
tó aturdido, procesando
ntó con un puchero para
naba hacia abajo- E-esto tiene que ser un
era un perverso necesitado de sexo y
y todo tuyo, mi pequeño. -se ace
y el mayor gimió adrede en sus labios- Mierda... -suspiró
te deseo... -jadeó necesitado-No
quererlo evitar más le correspondió, por fin había tocado aquellos labio
n querer tocar nada más. El mayor, sin dejar de moverse, se separó de sus labios para ir a su cuello y Matheo sintió como le suc
na cosa le detuvo: le desconcertó que su m