Entre el hábito y el amor
tá Ud. segura?
de unos segundos hasta que
para ayudar al prÃ
quieren acercarse a él para cambiarle de ropa o cepillarle el cabello, pero él huye; por lo que su majestad y yo debemos encargarnos de absolutamente todo. - Letizia suspiró fuertemente al decir esto último, rememorar la situación era doloroso. – Como ve, la
s o los adultos les daban referencias sobre sus vidas, sà hubo unos pocos que se resistÃan a hablar pero era cuestión de tiempo hasta que entrasen en confianza. Pero
en sus palabras. Estaba nerviosa, ¿Quién no lo estarÃa? Incluso el perdÃa el sueño por esta situación. Continuó observándolam, a pesar de sus breves re
ellos, ocultándose bajo las sábanas. Los dÃas siguientes ni siquiera querÃa que ingresen a su habitación, lo hiciero
ciones de acuerdo al cargo, no olvide que su función principal es averiguar
dÃa que sÃ. El rey se tomó el mentón mientras parecÃa pensar muy s
pe desde el primer dÃa rechazó a todos aquellos que intentaron acercarse
e tal difÃcil tarea? Era tan complicado como tirar un dado y esperar a que salga precis
remunerada por todos los dÃas que esté ausente de su iglesia, valoramos su
una remuneración, con ser de utilidad a su majestad yo s
esta vez. – Añadió Letizia, luego se tocó la frente y dijo en u
e recuperará, su majestad.
do se resolverÃa tarde o temprano. Hizo un gesto a Leti
á, se ha preparado una habitación para Ud. desca
por tenerme en consideración, ha
rarse, una doncella la
osa que era, de hecho, era demasiado para ella. Las monjas vivÃan bajo el lema de la humildad y sencillez, esta habitación iba en contra de ello. Cuando estuvo sola finalmente c
esta misión que el Sr. Me ha encomendado. – Dijo Hope tomando a ambos muñeco
n muy conveniente. A pesar de haberse esclarecido el motivo de su abrupto viaje al palacio su corazón no dejaba de estar triste, era la primera vez que se alejaba de su hogar y estaba en un lugar nuevo donde no conocÃa a absolutamente nadie. Ir donde el prÃncipe con un corazón asà de agitado no ayudarÃa, debÃa estar en paz consigo misma primero si querÃa hacer un buen trabajo, ella s
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lejar los malos pensamientos, pero entre sueños, es difÃcil tener el control. La visitó una de estas pesadillas recurrentes, aquellas que uno siempre sueña exactament
Por qué me
no abandone
! Te entregaré
s juntos mañana en la no
iz, querida. ¿En serio lo p
to. – Di
de pie en un lugar tétrico, era un bosque espeso en medio de la noche, con el son
toy? ¿Qué
onerse de pie y seguir con su vida. La sangre habÃa teñido toda la escena e incluso los árboles cercanos. Letiz
Carlos? ¡Carlos! – gritó desespe
buscarlo, se sostuvo fuertemente de las rocas para evitar caer, incluso
s! ¡Es
por todo su cuerpo, se deslizó unos segundos sintiendo los rasguños de las rocas y hierbas en
a. - Dijo
ierto por completo, ella sabÃa se trataba de Carlos por el sonido de su voz. Él la arrastró con cuidado unos pocos metros, sin
me hici
on fuerza, luego acercó sus manos para qu
Te arrepentir
a horrible cara de un muerto carcomido por los gusanos, incluso eran visibles algunas partes del hueso y lo
dije que no
pronto vio que no estaban manchadas de lodo, sino de sangre. De he
a, demasiado pesada. Letizia sintió como el peso de esta hacÃa torcer el cuello, ejercÃa tanta presión que comenzó a resbalar, se sostuvo firmemente de C
rla, terminarás igualmente en el fondo de abismo. – Carlos desap
! ¡
n su sueño, estaba muy agitada y esto alarmó a sus doncellas. Ya eran la
¿Se encue
n distinto de la realidad, ya eso habÃa quedado at
, ¿cuánto
a unos 20 minut
bién la tenÃa, no le agradaba la monja que habÃa llegado a ayudar, pero, le darÃa una oportunidad. Estaba muy cansada fÃsica y mentalmente, si solo pudiese únicamente dedicarse a su hijo, lo harÃa; pero tanto ella como Harold tenÃan que segu
gazo, dándose cuenta de lo rápido que habÃa crecido. – Qué grande estás, cuando se resuelva todo esto estarem
na de las recientes órdenes del rey, debÃa proteger a su hijo más que antes y de todo el mundo. La doncella tocó la
su majestad.
Ud., se lo encargo mucho, si necesita algo solo dÃgaselo a uno de los caballeros aquà p
, me es
ahora, la veré a mediodÃa pa
u maj
momento por lo caballeros, quienes revisaron el bolso que tenÃa colgado en el hombro, luego de cerciora
a las niñeras y ma
e hoy en la noche nuestros hombres se
Hope tampoco sea la
u maj
otado fÃsicamente, pero debÃa seguir adelante con sus respo
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ntraba sentado en su escritorio haciendo algo con
. Mi nombre es Hope,
Hope dio unos pasos intentando acercarse más a él, pero al notar esto inmediatamente se dirigió haci
nerviosa al ver que el prÃncipe la rechazaba de inmediato. - ¿PrÃncipe? – Hope insisti
monja de un lugar remoto del paÃs y habÃa fracasado al instante. ¿HabrÃa sido una pé
mó un par de vec
debes hacerlo tan direc
, yo tampoco querrÃa salir de
de decir?!" dio un suspiro p
s oculto bajo las sábanas, notó un caballo de juguete casi al pie de la cama
pero tenÃa una sola oportunidad, el rey le dijo que si fallaba no habrÃa represalias, pero, ¡ella no querÃa fallar! Esta era una responsabilidad muy grande, habÃan confiado en ella, no podÃa decepcionarlos tan pronto, ¿con qué cara irÃa a decirles que fracasó? Hope no quiso dejarse llevar por la fru
én. De hecho, he traÃdo dos de mis... juguetes. QuerÃa mostrárselos, ¿quiere ver
en nombre, no soy muy buena poniendo nombres, ¿quizá el prÃncipe quiera ponerles un nombre? - Thomas
con sus niños en la iglesia. Rápidamente se puso en papel, utilizarÃa un
pe, Niño h
sorpresa y
se
en silencio, N
ahora mismo tiene los ojos e
á en
o de expresión, ¡mira! ¡mira! Niño tiene
ci
has hec
para echarle un vistazo a
era casi un secreto profundo. - ¿Cr
do... ¡Mira! ¡Está
r a su habitación? ¿no estaba muy grande para tener juguetes? Ningún adulto hacÃa eso, parecÃa estar loca. Loca o no, le estaba matando la intriga del muñeco que cambiaba de rostr
una gran alegrÃa y algo dentro de si misma la motivó aun más. Prosigu
– Hope intencionalmente mostró el muñeco en dirección a Thomas
ra mismo, no hizo las preguntas, directamente
xpresión otra vez. – Dij
de magia tenÃa un rostro sonriente. Thomas se sorprendió al ver
Dijo Hope simulando
ba de ver al prÃncipe. – D
las sábanas, estaba interesado en el muñeco
do tus expresiones m
una voz un poco más grave, claramente personifica
Hope simulan
mañana otra ve
jo Hope m
añana de nuevo,
mas le dijera algo, al menos un ligero movimiento que le indica
añana de nuevo,
a alguna respuesta, cada segundo sus ánimos decaÃan. Su majestad le habÃa consignado de que Thomas hablara, no que solo mirara, pero, ¿habrÃa siquiera mirado a otros antes? ¿serÃa suficiente para su
ido, su
r algún cambio en el prÃncipe. No habÃa ninguno, Thomas seguÃa escondido bajo las sábanas. Hope cerró
Ã
ias, al notar la sorpresa en el rostro de aquel hombre se dio cuenta de que no lo habÃa imaginado. No pudo contener la a
– Le dijo e
allero. Ambos lucÃan muy felices, lo cual era raro porque l
que ya llegara el momento de contar las bue
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haber dormido casi nada le habÃa estado jugando en contra provocándole una migraña insoportable. Deseaba que pronto fuese mediodÃa para a
una de sus doncellas
s a ingresar as� – Letiz
su majestad
ya tengo suficientes preocupaciones. – Dijo Le
e si serÃa pertinente decir esto ahora. –Ud. me dijo que le infor
el documento sobre la mesa. -
an concertada esta reuni
no me lo dij
de enterar
estaban marchando bien desde hace un tiempo y ahora en un momento vulnerable esa
sel
su ma
más sobre esa r
ella se retir
r toda la oficina y dijo para
consuelo en
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o con audiolibros narrados por mà e