Achocolatada - AMARGO PLACER
nerviosa Eliza pero Saúl la desautori
a vista hacia su fuerte pero pequeña primogénit
a para arañar la tierra y evitar el crecimiento del monte. Saúl sonrió orgulloso y abrió los brazos para que su pequeña copia se acercara a darle un abrazo. A ella no le incomodaba ser afectuosa con sus padola con un brillo peculiar en los ojos.
ambas mujeres sonriendo antes de marcharse con paso ligero sin que nadie lo guiar
e seguirlo cuando Eli
ul dolido, Emira sorprendida de ver aquella actitud hacia su madre quien jamás había escuchado que se faltara el respeto con su pareja-¡Estás t
erta a propósito. Sólo por eso escuchó una oración curiosa salir de la boca de su padre quien seguido a eso entró. En la cabeza de Emira las palabras r
tella en mano, el hacendado caminó hacia su silla presidencial, esa vieja de cuero fino que había heredado de su propio
explicó- Trato que nunca pensar
e aquello. Replicó c
á. Nunca haz pedido mi opinión para esas cosas- le reco
ababa la copa de un sorbo. Emira empezaba a frustrarse mientras lo veía abrir la botella de nuevo, se la arrebató d
una buena vez o me llamaste para qu
la única mujer además de su propia madre y su esposa que
ere que te cases con su hijo y, a cambio, nos dará el dinero que necesitamos para material nuevo y saldar las deudas- puso ambas manos sobre el escritorio y miró a su hija
qué quieren hacer ese... trato?- repitió co
acia un lado para esquivar la mirada de ella- Él trabajó aquí hace muchos años y dic
cabeza aún sin s
más?¿Y tú
ero sincero- Algo más se nos ocurrirá. Es más, eso es lo que haremos- se arrepintió de inmediato y se alejó de su hija dándole la espalda para que no se asustara al ver sus lágrimas agruparse en sus ojos- Olvida esto, mija. Tu mamá tiene razón- decía apresurado con una mano rascando su sien. Él no era tonto, sabía lo que haría el hijo de su antiguo rival co
ecobrado la compostura y estaba segura de lo que
ja,
en puños a cada lado de su cuerpo-Me cas