Amándote Sin Condiciones
ría vino desde arriba, haciendo qu
o en esta situación y no
uerta de un cubículo, pero antes de que pudie
los salió este
amargo a sangre. El estrecho espacio en el establo le dio
iero usar el ba
su boca con la mano. El olor metálico entró en sus fosas n
onido, te mataré! " el ho
s acelerados y una serie de maldi
dificultad, solo para encontra
a intención asesina que apuntaba a
Como decía el dicho: "Un hombr
se abrió una rendija. Al darse cuenta de esto, el hombre la miró y l
ndo en secreto su teléfono. Sin molestarse en pensar en
ntiendo que se le re
iba a comproba
etirándose a la esquina, esperó en Dio
eso
que pudiera reaccionar, su mano se env
a. Su cuello blanco se manchó de inmediato con la sangre de las yemas de sus dedo
vesó su pecho mientras
e necesitaba para dislocar el cuello de una persona. Y por lo q
ayudarme
co a poco. Sin embargo, al escuchar sus palabras, se obligó a asentir con dificultad
con su respuesta, afloj
pulmones, cuando la joven
para ver su mirada aguda endureciénd
a y dejó de toser en un instante.
a el cuello una vez más, asintió rá
onrisa fría se deslizó por sus labios. Sin embargo, justo cuando estaba
ueño. ¿El hombre puede volar o al
erido. No pudo habe
baldosas del baño de mujeres ". Aunque solo había una peque
y todo su rostro se oscureció. Volviéndose hacia la mujer
es de que ella pudiera rechazarlo, él se sentó en el inodoro primero y la acercó a su pecho. Él le ro
eguraría que no
nó sus labios contra los de ella. Las comisuras de sus labios estaban manchadas de san
a solo para que él se inclinara más profundamente. Mu
aseguró de estar atento a los pasos que venían del exterior. Volviendo a sus s
s lechos de muerte, pero ella mantuvo la calma. Sabía que si
puertas de los puestos se
caían por la cara y cer
ella, no tuvo más remedio que profundizar el beso. Sin embargo, la excitac
Mm
eca interiormente. Dios sabía lo que p
de ellos se abrió de golpe. La multitud de hombres
én sabía que un médico podría ser tan p
mo ocuparse de sus propios asun
fuente de la voz. Al ver la cantidad de hombres que la rodeaban, su estómago dio
solo para estallar en carcajadas. "Me gusta esta
erte bocina de la policía resonó por todo el lugar y todos se quedaron paralizados. "¡
rado que los latidos de su corazón finalmente se desaceleraron. Su c