Dulces Sueños Jessica
lograba inhabilitar su sentido del oído. Había una puerta, así que solo se
salir. Una voz bastante suave resonó desde el otro la
ara tratar de escuchar. —¿Quién eres
oz regresó, pero esta vez con un suave toque a la puerta.
de la habitación hasta llegar a la puerta, y así
tornó frío y una voz bastante escalofriante se escuchó en un pequeño corredor, el c
e estaba casi destruida, y tomó un cuchillo que estaba sobre la mesa.
Entonces, algo saltó en ella y le rasguñó el brazo izquierdo. En medio del dolor producido por el corte en el brazo izquierdo, tom
y lo partió a la mitad para poder usar la parte afilada. Se quedó sentada sin hacer ningún tipo de ruido, esperando a la criatura. Cu
nza en su pecho. —¡Jamás podrás salir de aquí, eres mía!—, expresó de forma amenazante. En ese momento, Jéssica se dio cuenta de que repetía lo mismo una y
comenzando a rendirse, porque no sentía que pudiese salir de ese horrendo lugar jamás. Solo caminó hacia un lugar en una esquina,
nzó a caminar, sin rumbo aparente. Lo que era más extraño, es que las criaturas no estaban atacando, todo quedó en calma completa, y sintió
nzó a desvanecerse en medio de la noche, y de repent
ro regresar a ese lugar, estaba frío y cosas me atacaban, por favor no me dejen ir— corrió y abrazó a su m
con un pequeño suspiro, se recostó y sonrió radiantemente. —Desde ahora, no volveré a desperdiciar cada